
Texto por Lucas Araya
Fotografías por Claudio Escalona
El trío conformado por Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea iniciaron el camino del fin de sus ecos en un Movistar Arena para interpretar su álbum“Peces” de forma íntegra, celebrando así tres décadas de su edición. Además, Lucybell repasó parte de su grandiosa discografía, construyendo los andamios precisos para un festejo que duró más allá de las dos horas donde la emoción, la intensidad y el amor fluyeron en una fiesta hermosa antes del estallido final.

La emoción se siente en el aire. Aún no son las 9 de la noche y el espacio se ve y se siente hermoso. Después de una leve espera, se apagan las luces. Un telón blanco recibe dos siluetas y un silencio ansioso nos regala la visión de Camila Moreno y Javiera Mena iniciando el viaje de Lucybell con su versión de “Cuando respiro en tu boca”. Un momento especial y emotivo de principio a fin.
Detrás de ese mismo telón, las sombras de Claudio, Eduardo y Cote giran entre luces azules, blancas, negras y púrpuras mientras la magia sónica del trío comienza a emanar desde todas partes. Un acorde/acople/golpe/beat da inicio al salto al vacío para caer en el océano más esperado: el fundamental Peces en su enorme totalidad. Un salto al comienzo, un paso hacia lo que viene.

Los destellos de “Cuando respiro en tu boca”, “Lunas” y “Ángeles siameses” suenan como cañones celebratorios a punta de volumen y potencia, desatando la pasión y sumando las miles de voces que están acá para celebrar toda una vida junto a Lucybell.
Cuando hay un pequeño respiro luego de tanta intensidad inicial, Claudio nos cuenta que “cada noche ha sido especial” en este recorrido conjunto para luego desembarcar en los sonidos sensuales de “Vete” y así transformar el Movistar Arena en una bola de fuego y amor que solo irá creciendo con los segundos y las canciones.

Un bajo penetrante y abrasador, la batería gigantesca y una guitarra de tonos mágicos y envolventes lo abarcan todo esta noche acá y un mar sónico se despliega sin freno, somos un cardumen nadando hacia la corriente del placer mientras el álbum debut de Lucybell avanza y avanza derritiendo el aire, haciéndonos girar en paraísos y locuras, entre luces que giran y pantallas reverberantes.

El tiempo es circular. Algunos volvemos a ese 1995 que nunca se extingue, luego saltamos al futuro y abrazamos este momento presente para atesorarlo por la eternidad imaginaria. Aunque estamos en un acuario de movimiento restringido, la energía desborda y el amor chorrea por todas partes. El momento exacto para liberar “De sudor y ternura” y cantarla a todo pulmón, como una sola voz desde distintos rincones, distintas generaciones, un mismo sentimiento y acabar al unísono en un “Grito otoñal” intenso y precioso.
Fin de la primera parte
El paso del tono azul al verde nos indican que se abren nuevas rutas para viajar y sumergirnos en el universo mágico multitonal de la banda, pasando desde la electrónica orgánica y volátil de “Viajar” hasta la explosión rojiza de “Sembrando en el mar”. El goce es máximo.
Luego de esta carga de energía, la corriente nos lleva por lugares de ensueño y con un aura cristalina donde “De este amor no sabrás huir”, “Magnética luz” y “Hoy soñé” son parte del mismo manantial de millones de almas en conjunción, conectadas por el manto de terciopelo sonoro de estos tres monstruos del escenario. Momentos inigualables donde aumenta el calor, se acorta la distancia, las voces son una para cerrar el periplo de Peces con una sentida versión de “Tú”, coreada con los corazones en las manos que se elevan como lluvia cósmica.

La calma tierna y aterciopelada da paso al brillo emotivo de “Carnaval” en una forma casi floydniana, para unir los cabos acústicos de varias épocas del grupo y coronar la hazaña con “Milagro” (cantémosla todos juntos, dice Cote). Bello momento.
Se abre la ruta nuevamente y vuelve el rojo eléctrico, furioso y vibrante con “Esperanza”, “Tu sangre” y la vehemencia arrastrada y poderosa de “Sálvame la vida”, convitiéndonos en un sol que gira y gira hasta desembocar en la erupción máxima de “Caballos de histeria” y así caer con el peso de la historia y aplastarlo todo con el poderío metálico de “Luces no bélicas”.

Tod@s de pie, tod@s en la entrega efusiva, tod@s presintiendo el fin. Todo el mundo en éxtasis antes del estruendoso cierre. Se siente en el oxígeno quemado por los decibeles.
La cascada definitiva arremete con “Fe” y “A perderse” y su furia total y fogosa, abriendo la senda para la desembocadura de la fascinación masiva de “Mataz” y el remate bien arriba con “Mil caminos” con todas las voces cantando, todas las palmas crujiendo, todas las almas disfrutando de la penúltima estación antes de llegar al paréntesis ya anunciado.
No quiero que termine. Sí, soy egoísta. Me ataca la melancolía y la pena que no existe. Hago una pausa, miro desde y a lo lejos. Todo se ve hermoso esta noche. Ellos están felices, dichosos, plácidos. Lucybell en su mejor y más alto momento. Soy feliz.
El fin no es el fin. Es uno más de los caminos infinitos que no paran de fluir.
Gracias eternas.
Todavía nos queda una noche más. Tengo fe.
Setlist:
Cuando respiro en tu boca
Lunas
Ángeles siameses
Vete
Rodar
Eclipse
Que no me vengan con paraísos
Sin alas
Desde acá
De sudor y ternura
Grito otoñal
Viajar
Sembrando en el mar
De este amor no sabrás huir
Magnética luz
Hoy soñé
Tú
Carnaval
Ráptame del fin
Pez sin auxilio
Te quiero ver
Milagro
Esperanza
Tu sangre
Sálvame la vida
Si no sé abrir mis manos
Arrepentimiento
Caballos de histeria
Luces no bélicas
Fe
A perderse
Mataz
Mil caminos
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