
Álbum: Wish You Were Here
Artista: Pink Floyd
Género(s): Rock/rock progresivo/ rock psicodélico
Año: 1975
Texto por Clau B. Díaz
Hace exactamente medio siglo, después de alcanzar el éxito con “Dark Side Of The Moon” (1973), Pink Floyd sorprendería al mundo -y a la historia- con un nuevo y trascendental álbum, “Wish You Were Here”. Este disco de alguna manera es una respuesta a la fama que había alcanzado la banda, y cómo el éxito les pasaba la cuenta. Porque si bien, les trajo reconocimiento y fortuna, con ello también viene la frustración, la soledad, la desolación y la añoranza por un pasado más simple. Por lo que la acción más natural es hacer introspección y volver a los orígenes, que en el caso de Pink Floyd es volver a Syd Barret.
Partamos por el principio. Pink Floyd luego de “Dark Side Of The Moon” querían hacer un disco de música concreta sin instrumentos que se llamaría “Household Objects”, cuya música sería tocada con objetos domésticos. Nick Manson cuenta cómo intentaba sacarle sonido a una goma insertada en un lápiz sin éxito. La idea era volver a la experimentación de los primeros discos. Por supuesto el proyecto no prosperó, pero sí lo hicieron dos canciones, una de ellas “Win glasses” que se usaría para la introducción de “Shine On You Crazy Diamonds”. El caso, es que tuvieron que avanzar hacia la creación de “Wish You Were Here”, pero sin la experimentación (o la libertad) de antaño. Sin embargo, la forma que encontraron de volver a ese tiempo más simple fue con el recuerdo de Syd. Pero ¿por qué es tan relevante Syd Barret? Porque sin él no se entendería el disco.
La canción que abre el álbum “Shine On You Crazy Diamond (part I-V)” está totalmente dedicada a Syd, lo evocan con la letra “Remeber whe you were young/ you shone like a sun” (“Recuerda cuando eran joven/ brillabas como el sol”), y la música es solemne, casi un lamento que después se vuelve blusero. Además, encuentro muy significativo que la introducción de la pieza sea una canción del fallido álbum de música concreta. Son los sonidos que se producen al tocar los dedos mojados los bordes de copas con agua. Simplemente una joya de canción que siempre me he imaginado que conversa con el tema “Brian Damage” del Dark Side Of The Moon, con ese “lunático que está en la hierba/ recordando juegos…”. Como si el diamante loco y el lunático pertenecieran al mismo universo tratando de no ser dominados por la máquina.
Lamentablemente no sólo es dominado, sino que es tragado sin que se de cuenta. En “Welcome To The Machine” nos recalca: “What did you dream?/ It’s alright, we told you what to dream” (“¿Qué soñaste?/ está bien, nosotros te diremos qué soñar”). Hay un sistema que rompe todo lo que es original y puro, y parece haber ganado. Es aterradoramente actual el verso citado, ya que, basta con pensar en los trends en redes sociales. Como todos se visten igual y hacen las mismas cosas porque vende, porque tienen más visibilidad. Y todos somos responsables de ello. “Welcome To The Machine” aborda a un músico cuya originalidad, que fue lo que lo llevó al éxito en primer lugar, se debe estancar. Se rompe algo, y representa la tristeza de ver lo que era y lo que pudo haber sido.
El tema que sigue “Have a Cigar”, mucho más cargado al rock, sigue criticando a la industria musical. La letra alude a un ejecutivo, probablemente el mismo de “Welcome To The Machine”, que arenga a un chico que será una gran estrella. El sonido más movido de la canción, connota una evidente sátira a las promesas en la industria discográfica. Además hay una historia detrás de la letra, la parte que dice “Oh, by the way, which one’s Pink?” (“Oh, por cierto, ¿quién de ustedes es Pink?”) Fue una pregunta que les hicieron en Estados Unidos a la banda. Revelando el poco interés de esa máquina por los artistas.
Perece quedar claro que “Wish Your Were Here” es un disco que critica fuertemente a la industria musical. Una respuesta a todos los ejecutivos que como vampiros, quisieron arrebatarles el alma, lo cual se expresa en el mismo arte del álbum: dos hombres ejecutivos, uno de ellos quemándose, dándose la mano en los estudios de Warner Bros. en California. La fotografía fue tomada por Aubrey “Po” Powell, quien quiso representar el miedo a quemarse al revelar los verdaderos sentimientos. En la contraportada se muestra a un hombre sin rostro, quien está vendiendo su alma y está totalmente vacío. Lo único que te deja el sistema, nada. Recuerda mucho a la obra de Edward Hopper, en especial en el acierto de cómo captar la soledad y el absurdo del ser humano. No puedo evitar, además, analizar con los ojos actuales con respecto a las estéticas de estos tiempos. Famosas y virales se volvieron las imágenes sin rostros. Es curioso y aterrador que hace medio siglo eso era sinónimo de despersonalización total con el arte y ahora es una moda que compramos y compartimos con un click.
Lo que nos lleva al penúltimo tema del disco que le da el nombre: “Wish You Were Here”. Es quizás la canción más conocida de Pink Floyd y la más distinta del álbum. Cuenta David Gilmour que él estaba en el estudio 3 de Abbey Road rasgueando su guitarra de 12 cuerdas cuando Roger Waters escucha la música, lo que sería la introducción del tema, y le dice: “tiene algo, tengo una idea para eso”, y ahí nació lo que luego sería historia de la música. Por supuesto que también tiene que ver con Syd. En el histórico concierto Live 8 del 2005, en la última reunión de Pink Floyd, Roger Waters al momento de comenzar la canción dijo: “…De todos modos, hacemos esto por todos aquellos que ya no están. En especial hacia Syd Barret”.. Sin embargo lo más relevante de esta pieza, según mi opinión, es que es muy importante para tanta gente. Cuántas personas habrá en este improbable planeta que se acuerdan de un ser querido que ya no está cuando escuchan esta canción. Invito, a quien lea esta nota, a que vaya a YouTube y lea los comentarios que la gente escribe en los videos de la canción, son todos muy emotivos y los reto a no llorar. Es un tema nostálgico, incluso triste, pero que abraza con cariño. Y hay toda una comunidad compartiendo un sentimiento de empatía con el otro, porque todos sabemos lo que es una pérdida. Es probable que casi todos conozcamos a alguien que con esta canción se emocione hasta las lágrimas al recordar a esas personas que dejaron este mundo, a veces, demasiado pronto. La canción termina como si el viento soplara solitario en el desierto, para dar el paso a la última pieza.
Cerramos por el principio, “Shine On You Crazy Diamond (part VI-IX)”, aunque en un principio se pensó como una sola pieza que ocupara todo un lado del disco, luego se decidió dividirla. No obstante, le da un final redondo al álbum. Es un viaje que comienza y termina con Syd. Es un homenaje, un recordatorio que sin él nada existiría. Aprovecho esta parte para contar la historia que no puede faltar en una reseña de este álbum: la visita sorpresa de Syd Barret a Abbey Road mientras se grababa esta canción (algunos no están seguros si fue este tema, pero me gusta pensar que sí). La banda se da cuenta que hay un hombre con sobrepeso, calvo y con una bolsa. Nadie lo reconoció, todos pensaban que era amigo de alguien, algún operador del estudio o uno que otro vagabundo. Roger Waters cree que fue David Gilmour quien le dice “¿no lo has reconocido aún, no?” Cuentan, también, que Roger Waters y Richard Wright lloraron luego de verlo. Le preguntaron qué opinaba de la canción, Syd dice que le parece vieja. Luego fueron a la recepción de la boda de David Gilmour y Syd desapareció sin despedirse de nadie. Fue la última vez que lo vieron.
Escribiendo esta reseña me di cuenta que al igual que el álbum, Pink Floyd comenzó y terminó con Syd Barret. Todo partió en 1965 cuando fundó la banda y terminó en 2005 en el concierto Live 8 cuando la banda se reunió por última vez, y tal como comenté antes, se hizo mención de su nombre, se honró su legado de genio y figura. De mártir y leyenda. “Wish You Were Here” después de medio siglo sigue más vigente que nunca, su música transporta a un momento atemporal en el que puedes refugiarte a parar y pensar. Es de esos discos que te impulsa a perder el miedo de ser original. Siempre he visto este disco como la adultez temprana de Pink Floyd, siendo el “Meddle” (1971) y Dark Side Of The Moon (1973) la adolescencia y la juventud. “Wish You Were Here” te aterriza a la realidad de la adultez, pero trata que en el camino no te lleve la máquina.
Shine on.
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