Texto por Lucas Araya
Este 28 de agosto, Supergrass llega a la Blondie para celebrar 30 años del lanzamiento de su primer disco, una de las piezas claves de la escena británica de mediados de la década del 90. Con un sonido refrescante y una actitud impetuosa, el trío de Oxford se instaló en el inconsciente melómano con singles altamente melódicos, poderosos y adictivos. Sin embargo, ese primer álbum tiene gemas que siempre merecen un lugar propio en el universo sonoro de Gaz Coombes, Mick Quinn y Danny Goffey.
Según la cronología discográfica de Supergrass, su primer larga duración tuvo diversos singles que precedieron el lanzamiento oficial de I should coco el 15 de mayo de 1995. Revisando los archivos, es posible constatar que “Caught by the fuzz”, “Mansize rooster”, “Lose it” y “Lenny” fueron parte de los adelantos del disco, cuya difusión terminó de explotar con “Alright” en julio de ese año. Todas canciones cuentan con una sonoridad definida a base de guitarras afiladas, una base rítmica feroz y afiatada y la melodía bien lograda como armadura de estribillos destinados a ser inmortales e infalibles.
No obstante, el álbum inicial de la banda tiene sonidos tan diversos como atractivos y seductores, dando forma a una lista de canciones que se mueven en distintos campos, dándole una enormidad de posibilidades a la paleta de colores de Supergrass, algo que emana de la búsqueda del trío y de la herencia del pop y el rock inglés, todo mezclado en el ambiente y momentos propicios para experimentar, combinar y lograr la dosis perfecta de su repertorio novedoso y atractivo.
(No es coincidencia que los sencillos radiales exploten al inicio y que las mayores experimentaciones y búsquedas estén en el segundo lado del vinilo y/o cassette)
Acá van tres temones de este clásico disco debut (y que no fueron singles) que sonarán fuerte en el clásico antro subterráneo de Estación Central este jueves 28 de agosto.
- Sofa (of my lethargy): con una intro llena de soul y un groove rutero que parece flotar en un viaje que se expande con un teclado que abre un mundo de posibilidades en una especie de sueño de tranquila psicodelia que gira en el living de una casa imaginaria, con gente imaginaria en un momento imaginario. Excelente trabajo instrumental y una guitarra slide propia de la cosecha de George Harrison. Una explosión adolescente y cristalina.
- We’re not supposed to: ardillas alucinógenas que cantan, guitarras acústicas neo hiponas, bongós beatnitk y una visión de idas y vueltas tirantes que limitan con lo prohibido y lo irreal/surreal. Un volón gracioso que, a la vez, marca un quiebre y una pasa en el disco.
- Time to go: una cadencia giratoria dada por un piano fantasma, una guitarra que rasguea lo electroacústico y un bajo que sube y baja mientras Gaz agradece a una potencial audiencia en una combinación sonora que recuerda al Pink Floyd de los primeros discos (con y sin Syd) en una especie de cierre teatral, algo así como el fin de una época o un disco conceptual que habla de sueños, deseos, ímpetu y la energía adolescente que huele a éxito y satisfacción.
*Bonus: Time: un ritmo boogie cercano al glam rock setentoso de T-Rex que coquetea con el blues y que sopla como un viento fresco en una carretera hacia un cielo de plenitud del afecto. Casi un antídoto a la ansiedad y el desenfreno maníaco. Saber que el amor existe y está ahí, de frente, aunque el tiempo se desvanece. Una píldora antidepresiva exquisita … .Ok, sí, esta fue un single. “Time” fue la cara B (o doble cara A) de “Alright”,pero no tuvo tanta repercusión como sus antecesoras, a pesar de ser un temazo digno de las alturas mismas de un disco que, con propiedad, puede ser considerado como perfecto.
Supergrass tocará I should coco de forma íntegra en la Blondie el 28 de agosto para celebrar su aniversario número 30, además de un set lleno de hits, clásicos y regalos pa su armada local.
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