
Texto por Vanessa Pérez
La historia musical venezolana, y por qué no, la historia del ska latinoamericano, no se puede entender sin Desorden Público. Su mezcla de ritmos caribeños y ska, de sátira y protesta, de fiesta y conciencia social, ha acompañado al país durante cuatro décadas y marcado a varias generaciones.
Celebrar los 40 años de Desorden Público es celebrar a una banda que consolidó un antes y un después en la música de Venezuela y en el ska latinoamericano. Y este 18 de julio, en el Teatro Caupolicán, el público chileno y los venezolanos en Chile podrán reencontrarse con ese sonido que es a la vez baile, historia y resistencia.
De Caracas al mundo, con la gente en el pecho
En 1985, nace en Caracas Desorden Público, también conocidos como DP o Desorden, y desde entonces han mantenido una coherencia artística y ética poco común. Su propuesta fusiona ska, reggae, salsa y ritmos afrocaribeños con letras que hablan del país, de la gente, de los problemas sociales y de la necesidad de no quedarse callado. Siempre lo han hecho con ironía, con humor, y con una postura clara: del lado del pueblo, no del poder.
Desorden se ha consolidado como un proyecto cultural y político en el mejor sentido del término. Nunca se alinearon con partidos ni se prestaron a ser propaganda de ningún régimen.
Durante todos estos años, han sido censurados e ignorados por los grandes medios, pero aun así han seguido haciendo música con un mensaje claro: la música puede ser voz, denuncia y memoria. Por eso es el pueblo quien elige a Desorden; sus canciones no faltan en las fiestas ni en las playlists de los venezolanos, convirtiéndose en himnos que no solo visibilizan sus problemas, sino también su cultura e identidad.
Uno de sus himnos más emblemáticos es «Allá Cayó», del disco “En Descomposición” (1990). Esta canción fue censurada en la radio por su crítica directa a la represión, la corrupción y el poder autoritario, pero se convirtió en un clásico gracias a su coro pegajoso y su tono sarcástico, que aún hoy resuenan con la realidad venezolana.
Desde sus inicios, Desorden Público mostró una postura de resistencia sin miedo a la censura ni a las críticas. Su primer álbum homónimo (1988) incluye canciones como «Políticos Paralíticos», una declaración de principios directa, sarcástica y con una energía cruda que cuestionaba sin filtros a la clase política de los años 80.
«La Danza de los Esqueletos», incluida en “Canto Popular de la Vida y Muerte” (1994), es una metáfora visual y sonora sobre la muerte, el caos y la indiferencia social. Es una crítica poética e intensa, disfrazada de canción bailable, que sigue vigente y relevante hoy en día.
Más recientemente, temas como «Todo Está Muy Normal», del disco “Bailando sobre las Ruinas” (2016), denuncian el cinismo con el que se normalizan la crisis, la escasez y el deterioro de derechos básicos. Una canción actual, irónica y profundamente venezolana.
La extensa discografía de Desorden Público no solo retrata la realidad venezolana; sus letras podrían hablar de cualquier país latinoamericano atravesado por la corrupción, la desigualdad o el autoritarismo. Por eso su mensaje sigue vigente y su música conecta con distintas generaciones, dentro y fuera de Venezuela.
Pero Desorden Público también es cultura. Su sonido refleja la identidad venezolana con toda su complejidad: alegre, diversa, explosiva. Su estilo combina denuncia con fiesta, seriedad con humor, tradición con modernidad. Es una banda que representa lo que Venezuela es y puede ser: un país creativo, combativo y profundamente musical.
El concierto del 18 de julio en el Teatro Caupolicán será una oportunidad para celebrar junto a Desorden Público su extensa y valiosa trayectoria, honrar la música como lenguaje del pueblo, la libertad de expresión como un derecho fundamental y la cultura como una poderosa forma de resistencia, y, por supuesto, para bailar toda la noche.
Desorden Público en Teatro Caupolicán
18 de julio
Entradas disponibles en PuntoTicket
Produce: Total Show Chile





















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