
Texto por Tomás Bascoli
Marcos Gendre relata en su libro “Britpop: La vida moderna es una basura” (2021) que “Oasis responde al modelo perfecto de grupo que no hace nada extremista, pero es incapaz de dejar indiferente al que los escucha. Solo escuchar su nombre genera un reguero de emociones encontradas.” Tal es el poder de la banda liderada por los hermanos Noel y Liam Gallagher y que, durante esta segunda semana de abril, celebran un nuevo aniversario de su primer sencillo. “Supersonic” fue lanzado un 11 de abril de 1994 y sería el adelanto de la irrupción mediática y global de “Definitely Maybe” (1994), el primer álbum de Oasis.
¿Quién iba a pensar que décadas después estaríamos ad portas de disfrutar en vivo de Oasis en tierras nacionales? ¿Quién habría sido tan desquiciado como para pensar en una reunión de dos hermanos irremediablemente peleados? ¿Quién hubiera apostado por tener, en pleno 2025, un Estadio Nacional lleno coreando los mejores temas de Oasis? Definitivamente, tal vez, nadie.
Con un nuevo aniversario del lanzamiento de “Supersonic” es necesario sentarse a reflexionar sobre la importancia del impacto de la propia figura inicial de Oasis. Independientemente de que existan opiniones que, lisa y llanamente, no les interesa ni les importa el retorno de los hermanos Gallagher -como al líder de Fontaines D.C.-, es indudable emocionarse con una banda que, tal como lo mencionaba Gendre, no deja indiferente a nadie. Pero, ¿por qué?
Oasis, contendientes del britpop y herederos de los sonidos de The Beatles, fueron capaces de incluir en la mezcla inglés elementos del grunge y shoegaze. Las texturas que se encuentran en “Supersonic” y luego en su álbum debut apuntaban al llenado de todos los rincones de quienes los escuchan. Amparados en una muralla de guitarras distorsionadas decoradas con ecos que amplificaban cada nota, Oasis tomó los elementos de esos dos géneros musicales, que para los hermanos Gallagher eran movimientos sonoros insufribles, y los utilizó a favor de ellos para crear un estilo que, si bien poseía referencias retro, se escuchaba tan moderno, innovador y diferente a todo lo que en 1994 se lanzó al oído de las personas.
Oasis logró reunificar aquel desorden rollingstoneano y la sofisticación beatlesca para no dar un paso hacia adelante en la música británica, sino para abrir un camino completamente nuevo. De ahí en adelante, la banda de los Gallagher conquistaría cada rincón del mundo como una ola expansiva, tal cual quisieron sonar en su primer álbum: ruidosos, profundos y amplios.
Hoy, más de 30 años después del lanzamiento de “Supersonic”, el nombre de Oasis vuelve a ubicarse en la boca de las personas y a generar esa corriente de emociones provocada por su sonido tan único y la irreverente actitud de ambos hermanos. Un momento perfecto para reflexionar, una vez más y con nuevos parámetros, sobre lo producido por los ingleses y revivir esa primera vez que escuchamos “Slide Away” o “Live Forever” con estos indicadores de por medio.
Una herencia sonora que disfrutaremos, en vivo, en uno de los conciertos más importantes de los últimos años en nuestro país. Una vez más, estaremos frente a un sonido irremediablemente supersónico.
Oasis en Estadio Nacional
19 de noviembre
Produce DG Medios






















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