
Texto por: Franco Zurita
Fotografías: Joselyn Heyden
Estos últimos años y lo he recalcado en notas anteriores, el Punk y el Hardcore han vivido tiempos gloriosos. La visita de grandes estandartes del género han revitalizado la escena y aquellos jóvenes de mediado de los 2000’s que navegábamos en los circle pit o liberábamos energía en la vorágine del mosh, lanzando manotazos al aire y arriesgando alguna patada en el hocico, hoy con más de treinta años y con el cansancio habitual de la monotonía de la vida adulta, nos sentimos afortunados de ser parte de estas experiencias y de revivirnos en cada una de ellas porque forman parte de nuestra vida y porque la vitalidad, aunque cueste, sigue siendo la misma de hace 15 años atrás.

Dicho esto, y para sumar a la lista, BANE, una de las bandas fundamentales del hardcore norteamericano, llegaba a nuestro país luego de su vuelta a los escenarios el 2021 y el 2023 de manera formal. Una visita más que esperada luego de diez años de lo que era en ese entonces, su último concierto. El cual por supuesto, muchos quedamos fuera por distintos motivos lo que convirtió la noche de ayer en una “revancha” y bastante significativa por lo demás. La previa se hacía notar meses antes del esperado día y la efervescencia y el fervor, se hacía incontenible con el pasar de las horas. O al menos así lo viví yo que había esperado tanto tiempo por encontrarme al fin, con una de mis bandas de cabecera del Hardcore en mi adolescencia.

Entre la camaradería habitual, los abrazos y los reencuentros, poco a poco se fueron llenando los espacios para comenzar a encender la noche y los nacionales de En Mi Defensa, fueron los encargados de dar fuego a las antorchas y comenzar esta histórica jornada. Un intenso repaso por su disco homónimo y la potencia de su gran trabajo «Silencios» del año 2011, fueron la dosis perfecta para desatar la locura inicial y para comenzar a abrir los corazones ante los reconocidos himnos del quinteto.

Luego de esa poderosa dosis de Hardcore Punk nacional, llegaba el turno del sonido clásico norteamericano de la mano de BANE. En su cuarta vez en nuestro país, los oriundos de Boston volvían para reencontrarse con su apasionante fanaticada luego de su último concierto hace una década atrás. Un reencuentro por supuesto esperado y que cumplió con cada una de las expectativas que toda persona que asistió, pudo haber contemplado e incluso imaginado. Se trata de una de las bandas claves del movimiento, por su sonido y por la trascendencia de su mensaje. Declaraciones, principalmente de vida que fueron y son inyecciones letales de energía para vivir y sobrevivir en la voracidad de un mundo cruel. Eso es BANE que, traducido a un show en vivo, es rabia, energía y pasión. Desbordante pasión.

Y así, sin tregua y una vez interactuado y nivelado los decibeles, Aaron Berard y compañía dieron inicio a este fraternal encuentro. Los primeros acordes de «Count on me» encendieron el fuego humano que emergía desde el huracán de cabezas que giraban y saltaban incansablemente ante el primer contacto con los norteamericanos para, de manera despiadada, la reconocida introducción de «Final Backward Glance» azotara implacablemente nuestras cabezas y nuestros corazones desencadenando en un descomunal abrazo de voces con su apasionante coro final.

«Ante Up», un clásico del «Give Blood» (2001) llegaba para hacernos vibrar y junto a «Can We Start Again» la banda continuaba dando un intenso repaso por lo mejor de su carrera. «Swan Song» fue otro clásico de la noche. La energía desbordante de su coro final inundó hasta el rincón más mínimo del recinto con un canto cómplice que acompañó la voz de Berard hasta su grandiosa frase final “When armageddon’s been locked and loaded I will come back for you”.

Un momento verdaderamente íntimo se vivió con «Wrong Planet». Una de las canciones más personales de la banda se tomaba la atención de los fanáticos en una de sus pocas interpretaciones en vivo, con un Aaron Berard totalmente entregado, desgarrándose ante las oscuras declaraciones de rabia y dolor que su público acompañó y por supuesto abrazó fraternalmente. «Non- Negotiable» y la canción que representa la catarsis que significa para muchos de nosotros el Hardcore, la espectacular «My Therapy» llegaban para cerrar la última parte de su concierto entre los cientos cuerpos que volaron por sobre el escenario y los incansables circle pit que fueron el ingrediente principal de la jornada.

Para cerrar, no podía faltar uno de los grandes himnos del «Don’t Wait Up» del año 2014. La conmovedora y profundamente poderosa «Calling Hours» calaba intrínsecamente en nuestro palpitar para robarnos el último aliento y manifestar con el alma cada una de las declaraciones emanadas por la banda acompañada de cientos de puños que, levantados al cielo, adornaban la rabia con un aire de esperanza y de profunda pasión. Una canción que nos invita a vivir de manera intensa y que, sin duda, cientos de fanáticos tomamos como principal misiva de la noche siendo este el fiel reflejo de la significancia de BANE para muchos de nosotros.

Una despedida más que emotiva que entre agradecimientos y una vuelta a los escenarios, sacudieron con la fenomenal «Ali V. Frazier I», cerrando con el sonido más característico de BANE. Aquel que logró trascender e inspirar a más de una generación y por supuesto, a ganarse el respeto absoluto de toda una escena.
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Setlist:
01. Count Me Out
02. Final Backward Glance
03. Ante Up
04. Can We Start Again
05. Fuck What You Heard
06. Swan Song
07. Some Came Running
08. Wrong Planet
09. Non-Negotiable
10. My Therapy
11. Calling Hours
-Encore-
12. Ali v. Frazier I





















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