
Nota por Franco Zurita
Fotografías: Joselyn Heyden
Una extraordinaria y vibrante noche se vivió en las dependencias del Teatro Caupolicán el día de ayer cuando Camela, uno de los grupos españoles más importantes y populares de España y Latinoamérica, pisara nuevamente nuestro país en compañía de La Húngara, otra gigante de la rumba y el flamenco.

Mientras en las afueras, fanáticos de todas las edades llegaban en masa desatando el caos y la locura por los españoles, dentro del teatro se vivía una verdadera fiesta gitana. Grandes clásicos de Los Chichos, Los Calis y otros artistas de la movida española fueron completamente coreados a la espera de los platos fuertes de la noche en un ambiente familiar y agradable que solo era interrumpido por la impaciencia y la inconmensurable ansiedad que atacaba a los asistentes de vez en cuando por el comienzo del show.

Con un pequeño retraso en comparación a los horarios establecidos, Sonia Priego conocida por todos nosotros como La Húngara, iniciaba esta gran fiesta desencadenando la locura y euforia máxima por la artista quien, emocionada casi hasta las lágrimas, agradeció todas las muestras de cariño por parte del público chileno.

Con una banda de soporte más que complementada y acompañada de dos coristas, La Húngara dio rienda suelta a sus mejores éxitos, enamorando así a toda su fanaticada quienes, en un completo estado de éxtasis, cantaron una a una las canciones que compusieron el repertorio de la española: «Déjame volar», «Todo tiene su fin» y «Mi niño Manuel» fueron solo algunas de las obras que Sonia nos regaló encarecidamente provocando en extremo, el goce y disfrute de los asistentes.

Coros masivos, juegos de luces, interacciones honestas y muy cercana a su público, La Húngara demostró no solo su humildad, sino que también la cercanía que la propia artista construye con sus fanáticos. Tanto así, que en su última parte del show y en medio de la entonación de «No Te Enamores», cinco niñas del público se subieron al escenario para acompañar a Sonia en su interpretación y llevarse todo el cariño de la española como el gran recuerdo de la noche. Todo esto en el clímax mismo del show y dando por finalizada la participación de La Húngara en este encuentro. Un espectáculo cercano y familiar en donde entre palabras de agradecimiento y mucho amor para nuestro país, La Húngara se desenvolvió entregándonos uno de los mejores shows de la española en sus visitas a Chile.

Luego de esa completa entrega de parte de su compatriota, era el turno del plato fuerte de la noche. Celebrando sus 30 años de historia y entre escandalosos gritos y una euforia solo vista en shows de clase mundial, Camela pisó nuevamente suelo chileno para hacer gala de sus mejores éxitos. Esas canciones de antaño que hicieron sufrir, llorar y que enamoraron a más de alguno de los asistentes quienes no dudaron en acompañar a su grupo favorito en esta tan importante celebración. Acompañados de registros visuales de su carrera y de una banda en vivo, Camela nos traía lo mejor de la tecno rumba dejando los sintetizadores de lado y dándole un carácter real a su sonido en vivo que no hizo más que enaltecer la calidad del show mostrado anoche y de potenciar aún más los himnos interpretados por el dúo, quienes se pasearon por los mejores momentos de su carrera haciendo cantar (y de manera efusiva) a los miles de aventurados que llegaron anoche hasta el Teatro Caupolicán a ser testigos de este monumental encuentro.

No hubo canción que no se coreara ni ánimo que decayera ante la batería de hits que los españoles desenvainaron: «Sueños Inalcanzables», «Has Cambiado Mi Vida», «Solo por ti» y un mix con los mejores éxitos de la carrera de Camela, fueron interpretados por el dúo ante un público que, a pesar de la hora, seguían estoicos y disfrutando del talento y carisma de la poderosa dupla compuesta por Ángeles y Dionisio quienes desatando la locura total entre la fanaticada, nos entregaron un show de calidad musical y con un nivel de espectáculo a la altura de uno de los fenómenos musicales más grandes y destacados del viejo continente.

Pasada la hora del show, un percance que pudo terminar en tragedia interrumpió el espectáculo de los españoles. Y es que, la parrilla de luces del recinto bajó hasta el punto de casi caer sobre el escenario poniendo en peligro a los músicos y asistentes quienes abandonaron el escenario hasta restablecer el orden. Esto enardeció los ánimos de las personas que llevaban horas en el lugar y que habían desembolsado una buena cantidad de dinero por sus entradas, sin embargo, a los quince minutos de sucedido el hecho, los músicos retomaron su lugar en el escenario y Camela salía nuevamente para terminar su esperado show en nuestras tierras. De ahí en más, la fiesta flamenca siguió hasta casi las once de la noche, dejando a un público sediento y con ganas de más, pero al mismo tiempo, satisfecho por la entrega, talento y todo el cariño de La Húngara y Camela en su nueva visita a nuestro país.





















0 Comments