Álbum: «And in the Darkness, Hearts Aglow»
Artista: Weyes Blood
Género(s): Pop Barroco / Cantautora
Año: 2022
Texto por: Ricardo Arriagada Gómez
El arribo de «Titanic Rising» (2019) para Natalie Merling, conocida artísticamente como Weyes Blood, significó toparse con los aplausos por parte de críticos y afición debido a sus cortes de pureza y magia para crear música. Con esta nueva placa, ha anunciado ser la segunda parte de una trilogía de ensueño donde no se queda atrás de lo realizado hace solo tres años, publicado en el prestigioso sello Sub Pop.
La presente aventura de Weyes Blood toca la superficie para hacerse cargo de dar vuelta todo a un sentido más liviano en medio de tiempos complicados, casi apocalípticos. Con una fineza que enlaza los sonidos más pulcros del Pop Barroco, consigue las mismas sensaciones impresionante de su anterior álbum, además de también tener su aporte en el Art Pop y tener acercamientos con el Soft Rock, con tal de ser disfrutable sin importar la generación que uno haya nacido.
Si había que empezar de una forma soberbia, era con el primer adelanto «It’s Not Just Me, It’s Everybody». En ella se cuestiona sobre nuestro comportamiento social en la actualidad de estar dependientes de otras cosas -objetos tecnológicos principalmente- en vez de nosotros, dejando caer toda la casa con interpretaciones maravillosas en la voz y en lo instrumental, muy heredera de su ambición que expone cada vez que ha lanzado música. El siguiente corte es interesante, ya que «Children Of the Empire» deduce sobre la humanidad que es consciente de sus errores del pasado para evitarlos en el presente, queriendo poder adaptarse de mejor forma cuando hay que enfrentar el miedo y el dolor, con una presencia poderosa de piano y guitarras que nutren este relato; lo mismo ocurre en «Grapevine» que es una canción muy destinada a escucharse en la carretera y firme con las ideas orquestadas y arreglos, pero todo sube cuando nos acercamos al track «God Turn Me Into a Flower», el más etéreo y espectacular del disco, de una primera parte desmesurada de poesía hasta después transformarse en una escena de sueño surrealista entre Ambient Pop y New Age, con sintetizadores y sonidos de aves, que no cabe dudas de ser de las más impresionantes composiciones de este año.
En la segunda mitad no se escapa de tener cosas preciosas. «Hearts Aglow» es un tema puro de Pop Barroco, que sin necesidad de presentación es de gusto de todo el mundo y funciona perfectamente como el núcleo de este trabajo. En su parte final se encuentra otra canción que alcanza los seis minutos de duración que son los que dan fortaleza a la placa y es «Hearts Aglow» que es una aparente referencia de la pandemia y la descripción más honesta de todo lo que ha significado (aislamiento, en qué nos transformamos, cómo nos adaptamos a esta década, etc). Instrumentalmente es de las más efectivas, tratada con delicadeza y combina con el cierre auténtico de «A Given Thing» que busca la perspectiva positiva después de todo. Hay un pequeño conflicto en los lazos que toma «Twin Flame» como la más suave y amoroso del álbum, con un sonido muy ligado a los ochentas, y que encaja con el resto pese a que sus interludios la hacen distanciar un grado menos. De todas formas, increíbles sucesos son condensados en 46 minutos de duración.
«And in the Darkness, Hearts Aglow» es un bálsamo auditivo, casi como la ambientación de la entrada al paraíso donde no existen los problemas que se nombran y Weyes Blood toma el valor de enumerarlas y dar ánimo a lo que se debe enfrentar. Otro bombazo de este segundo semestre que no tiene complicaciones de aparecer en lo destacado del presente año.
Canciones esenciales: It’s Not Just Me, It’s Everybody – Grapevine – God Turn Me Into A Flower – The Worst Is Done – A Given Thing
Lista de canciones:
01. It’s Not Just Me, It’s Everybody
02. Children Of the Empire
03. Grapevine
04. God Turn Me Into A Flower
05. Hearts Aglow
06. And In The Darkness
07. Twin Flame
08. In Holy Flux
09. The Worst Is Done
10. A Given Thing
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