
Texto por: Lucas Araya
El combo de La Plata desplegó una actuación encantadora, llena de himnos cantados y compartidos a todo pulmón, como una ola humana desatada después de un largo invierno frío, libre al fin en una casa llena de luces magnéticas, melodías tiernas y ruidos bellos.

Desde el primer acorde de «El magnetismo», el público que repletó el teatro Coliseo se transformó en un enorme coro que acompañó a la banda en cada una de las 22 canciones que formaron parte de un setlist hermoso, parecido a un regalo lleno de amor y recibido con agradecimiento y reciprocidad. Y es que la comunión entre la gente y Él Mató es increíblemente emotiva, una unión de alta energía y sentimientos a flor de piel que hacen que el tiempo que compartimos en el recital parezca una noche eterna, un fuego que no se apaga más.

El pulgar arriba de Santi Motorizado, una sonrisa plena y un constante “¿todo bien?” demostraban el cariño y la dedicación que siente la banda por su familia extendida. La respuesta energética y constante del público en la cancha y los palcos era una clara demostración de que estamos en medio de una ceremonia alta en emociones y cánticos que salvan la vida, llegando hasta las lágrimas de alegría melancólica en cada uno de esos hermosos estribillos mántricos. «La noche eterna», «Vienen bajando», «Mujeres bellas y fuertes», «Más o menos bien», todos temas que forman parte de un cancionero certero en donde la efectividad instrumental de los músicos va creando un aire eléctrico entre galopes percutores y nubes de cuerdas metálicas estridentes, todo flotando en un estruendo inmenso junto a las voces eufóricas de la masa danzante hasta estallar de emoción y felicidad.
“Este es el mejor show que hemos dado en Chile?” preguntó el Chango en medio del set. La respuesta fue contundente y al unísono: Sí. Todo en medio de un calor intenso y un ambiente de fuego creado en complicidad entre la banda y ciento ávido de soltar todo lo que estaba contenido en las gargantas. Y eso que esta fue la segunda visita a Chile durante el 2022 (anteriormente fueron parte del cartel del festival El Ritual en abril), sin embargo, en esta vez la fiesta fue liderada principalmente por los platenses para su pandilla fiel.
Mención especial a Niños del Cerro, quienes abrieron la jornada con un set que fue ganando de a poco en intensidad, surfeando varios problemas de sonido y volumen hasta lograr una conexión llena de gritos, saltos y bailes para desatar una fiesta contenida en casi una hora de música de guitarras chirriantes, teclados sugestivos y un batero endemoniado.

Fue justamente la actuación de la banda soporte la que se llevó la dedicatoria de «El tesoro», quizás el hit más grande del Él Mató y la canción más coreada del repertorio hacia el final del setlist, donde, de pronto, nos transformamos en una barra de fútbol en las gradas frente al equipo de nuestros amores y cantamos hasta el riff instrumental que cierra el tema frente a los ojos sorprendidos y agradecidos de todos los integrantes del sexteto. Todo eso antes de llegar a un cierre hermoso con «El mundo extraño» y «El fuego que hemos creado», dejando el eco resonante de la guitarra electrificante de Niño Elefante en el ambiente cargado de ondas hipnóticas de un sueño increíble.

Luego vino el bis: una masa contundente de canciones inmortales y atrapantes. Una lista infalible que partió con «Ahora imagino cosas», vivió el volumen más fuerte con «Chica de oro» y terminó con «Mi próximo movimiento», donde ni siquiera l@s guardias de seguridad pudieron resistirse al encanto, a los saltitos y al baile. Simplemente un show perfecto, lleno de intensidad, humanidad, emociones y descargas eléctricas limpias e incendiarias, a la vez.

En lo personal, no recuerdo un show donde todas las canciones de un concierto despertasen al monstruo cansado, dolorido y dormido que vive en mí. Sin embargo, Él mató a un policía motorizado se ha transformado en un bálsamo y un catalizador de sentimientos, un cofre lleno de diamantes que no dejan de brillar, ni siquiera en los momentos más oscuros, y eso pasó durante esta sesión, un ritual personal y colectivo para convertir el dolor en encanto. Vivir un momento así con un ser amado es un regalo necesario y conmovedor.


Si hablamos de alturas, todas las canciones fueron parte de un set que despegó y no bajó sino hasta varios minutos luego de finalizado el concierto. Ojalá nos veamos pronto y que esa “próxima” que prometió Santiago Motorizado sea tan hermosa como esta vez.
Setlist:
El magnetismo La cobra
La noche eterna El perro
Las luces
Vienen bajando
Mujeres bellas y fuertes Alguien que lo merece
Chica rutera
Nuevos discos
Más o menos bien
Destrucción
Yoni B
El tesoro
Amigo piedra
Excalibur
El mundo extraño
El fuego que hemos construido
Encore:
Ahora imagino cosas Fuego
Chica de oro
Mi próximo movimiento





















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