Por: Lucas Araya
Ph: Sebastián Álvarez
The Ganjas: veinte años de vuelo
Tocar por más de un año y mantenerse activos, en Chile, para muchas bandas es una misión muy difícil. Casi imposible, en muchos casos. Es por eso que la celebración de 20 años de carrera de The Ganjas se presentaba como un momento especial, la celebración de un viaje que ha pasado por altos y bajos, pero manteniéndose de forma constante en la frágil escena musical chilena.
La cita se dio en Matucana 100, en el teatro principal, con entradas agotadas varios días antes del concierto. A eso de las 8pm, la gente seguía llegando y repletando de a poco el lugar. La tarde llamaba a disfrutar los últimos rayos de sol antes del atardecer. Mientras subía al escenario la primera formación de los Ganjas, las luces comenzaron a bajar y el set (maratónico) despegó con “Darkside”, con Comegato en guitarra y solos espaciales que flotaban sobre la clásica base de Sam, Pape y Aldo (quien volvió a sumarse al grupo para todo el periodo de promoción y despliegue del show). En la oscuridad de la sala, la gente ocupaba los últimos asientos disponible o se tomaban los pasillos para ser parte del viaje. “See you on the dark side”, cantaba Sam mientras cada rincón ya estaba lleno de sonidos flotantes y luces delicadas y penetrantes.
“Let’s go to the beach” fue el segundo tema de la lista y una formación de seis músicos (Luis Felipe en teclados y Alvarito Gómez en percusiones) llenaba completamente el espacio para dar formas a melodías volátiles que se entremezclaban con siluetas que parecían navegar sobre olas imaginarias. Siguieron “This is the time” (quizás el primer clásico de la banda) y “Pelusón”, cuya melodía vaporosa y candencias flotantes parecían viajar hasta los desiertos de las fotos internas de “Wish you were here”. De esta forma repasaron su primer disco, editado en 2003.
La segunda parte del show estuvo centrada en su álbum de 2005, Laydonw, iniciando con “La lluvia no quiere caer” en un ambiente de fiesta lisérgica donde le humo y otros aromas se paseaban entre los pasillos del lugar. “Tangible Myth”, “Laydown” y “Dance hall” formaron parte de un trance hipnótico que avanzaba de la mano de los teclados espaciales que caracterizaban la segunda etapa de la banda.
Luego vino el turno de revisitar Daybreak (2007), y para esto invitaron al escenario a Rodri (hermano de Pape), quien se hizo cargo de las guitarras sónicamente cargadas a sonidos más delirantes durante la tercera encarnación del grupo. El peso de los acoples llegó con “Sonic redemption” que se dejó caer con una velocidad alucinógena que elevó la carga musical aún más. “Smokin’ Louise”, “Daybreak”, “Riot dub” y “Chillán” extendieron las sensaciones sonoras con punteos de guitarra como nubes en trance y una base que se iba consolidando en un viaje en reversa hacia el futuro. La tercera fase del concierto cerró con “Frío ni calor”, otro clásico.

Entre palabras de agradecimiento, gritos de apoyo y aplausos emotivos, la cuarta etapa de The Ganjas tomaba forma ya con Pablo Giadach en la guitarra de ecos fantasmas para revisar su trabajo de 2009, Loose, con cuerdas más melódicas y ritmos que iban más al galope de un caballo oscuro entre las luces tibias de la noche. Sonaron “100 ways”, “Motoquiero” y “Loose” para cerrar la participación de Aldo en el Groove, recibiendo aplausos y cariño por parte de una sala completamente llena de viajeras y viajeros, cómplices de un éxodo volatil de 20 años.
La formación actual de the Ganjas se completó con la entada de Nes al sillín para arrancar con “Realm” y “Let it down”, para dar paso a “Resistance” y así revisitar la etapa más pesada y oscura que trajo, justamente el disco producido por Jack Endino en 2011, Resistance. La densidad del espacio y el tiempo se habían tomado las capas acústicas del local y las sensaciones de cada asistente que, a esas alturas, planeaban sobre el vapor de las horas.
“Afterdark” del disco del mismo nombre (2014) cerró la lista alucinante de temas que recorrió veinte años de aventuras sónicas y pasajes alucinantes. Todo un lujo, como lo definió Pape antes de concluir la noche con un aplauso cerrado para cada integrante en la historia de los Ganjas y, sobre todo, para el público que repletó la sala.
Cuando algunos ya iban saliendo del local, la banda volvió para regalar una versión extendida del “Rock de la Ganja”, con Panzón dando el vamos al micrófono, tal como está registrado en la versión original del 2003, up in the air. Así acabó la noche, con la banda y el público de pie bajo el escenario (abandonando sus asientos por invitación de la banda) para cantar y gritar “marihuana, ¡me está volviendo loco¡
Si en 2009, Spinetta celebró por más de cicno horas la carrera de sus bandas eternas, anoche, The Ganjas voló por más de dos horas para resumir 20 años de millas de vuelo que seguirán propagándose en el tiempo y el las ondas sonoras.

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