Texto por Vanessa Pérez

Buscar un refugio en medio del caos cotidiano parece ser un sentimiento compartido, cada vez más presente en estos tiempos. Pero ¿Qué tipo de refugio buscamos realmente? ¿Y cómo saber si lo hemos encontrado? Cuando el tiempo avanza y nos enfrentamos con la crudeza de la vida misma ¿Seremos capaces de reconocerlo? ¿Será un hogar físico o un refugio emocional que nos cobije y alivie?

Esa es la primera pregunta que me despierta al escuchar “Refugio”, el más reciente álbum de Nano Stern, una obra que a través de ocho canciones fusiona el jazz con los ritmos folklóricos que caracterizan su discografía. En cada pieza se percibe la necesidad, e incluso la esperanza, de encontrar ese lugar de calma que parece tan esquivo.

Nano Stern presentará “Refugio” en el Teatro Nescafé de las Artes este 14 de noviembre, junto a Sebastián Almarza (piano), Rodrigo Recabarren (batería y percusiones) y Federico Faure (contrabajo). Un concierto que promete celebrar un nuevo capítulo en su trayectoria, y que merece detenerse en el valor profundo de este álbum.

Grabado en el reconocido EastSide Sound Studio de Manhattan, Nueva York, “Refugio” adquiere una textura especial. Con pinceladas extranjeras y una identidad local intacta, Stern se atreve a dialogar entre mundos: el jazz y el folklore, el norte y el sur, lo íntimo y lo universal. Las colaboraciones con Claudia Acuña, una de las voces más destacadas del jazz chileno, sella esa fusión con elegancia y autenticidad.

Más allá del género y de los hitos que acompañan la obra, es su poética la que florece con fuerza. Desde la primera canción, que da nombre al disco, emerge la reflexión sobre la búsqueda de la tranquilidad, pero también la duda: ¿Qué significa realmente la paz en un mundo rodeado de caos? ¿Basta con un “rinconcito tranquilo”? ¿Puede una casa vacía ser hermosa si está llena de poesía? ¿Y acaso se puede seguir siendo niño mientras el calendario avanza?

El concepto de “Refugio” se declama desde esa primera canción y se expande a lo largo del álbum, tejiendo un universo emocional que atraviesa cada pieza. Desde los preludios instrumentales hasta temas como “Desorden” o “Las últimas flores”, Nano Stern invita a aceptar el curso natural de la vida, con su caos, su pérdida y su belleza, sin renunciar a la felicidad.

En “El limón”, rescata la idea de que lo simple también puede ser profundo: ¿Lo que vemos sencillo realmente lo es? Un limonero puede ser un remedio, una sombra puede significar frescor, y cada racimo, una muestra de generosidad. Así, el refugio vuelve a ser ese pequeño rincón, quizá uno que ya habitamos sin darnos cuenta, donde lo esencial se revela.

Finalmente, “Rueda de la fortuna” cierra el recorrido con una aceptación serena: los amores van y vienen, la vida sigue su curso y algún día tampoco estaremos. Entonces, ¿Cuándo nos detenemos a apreciar lo simple, lo vivido, lo habitado? ¿O seguimos ciegos ante lo que ya está frente a nosotros?

Refugio consolida a Nano Stern como una de las propuestas más profundas y emocionantes de la nueva canción chilena. Este 14 de noviembre, su refugio se desplegará en vivo con el virtuosismo y la sensibilidad que siempre lo han distinguido.

Nano Stern en Teatro Nescafé de las Artes 

14 de noviembre

Entradas disponibles en TicketMaster

Produce: NSP


Zumbido.cl

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