
Nota por Lucas Araya
Fotografías: Daniel Sáez
La banda liderada por Billy Sheehan, Eric Martin y Paul Gilbert tuvo un paso arrollador por Santiago en su gira de despedida, dando vida a los pasajes más clásicos de su discografía y desplegando toda la pasión y el virtuosismo que siempre han caracterizado al grupo. El responsable de abrir los fuegos fue Sebastian Bach, otra de las voces insignes del buen y querido rock pesado estadounidense. Una celebración con todas sus letras.
El lado salvaje
Sebastián Bach entregó su vigor y carisma desde el primer segundo en que su mítica figura explotó de energía sobre el escenario, demostrando que sigue siendo una de las más potentes voces del heavy metal y hard rock, flameando la bandera por más de 35 años.
El show de Bach entregó un set cargado de riffs pesados y llenos de grooves, con material propio para calentar motores y estallar con clásicos insuperables de Skid Row y, llevándose el público al bolsillo en todo momento (incluso, con un discurso en español para agigantar más el vínculo).

Un increíble despliegue vocal y un frontman que lideró el arsenal de temazos como «Big guns», «18 and life», «Slave to the grind» y «Monkey business», haciendo referencias a grandes nombres del rock and roll como Eddie Van Halen, Lemmy y Neil Peart, además de interpretar una sección de Tom Sawyer de Rush antes de explotar con «I remember you» y «Youth gone wild». Una excelente forma de abrir el camino y dejar la caldera ardiendo.
El camino hacia la grandeza
Mr. Big siempre ha sabido balancear la destreza, la pasión y el virtuosismo en su discografía y en sus entregas en vivo, y esta noche no fue la excepción.
En el marco de su despedida de los escenarios, este súper grupo entregó una descarga potente en una comunión sincera con su público desde la entrada con «Addicted to that rush», dejando en claro que no se guardarían nada en esta cita final.

La pirotecnia instrumental de Sheehan y Gilbert fue incesante y certera en cada una de las canciones del repertorio, viajando por interpretaciones frenéticas («Daddy, brother, lover, little boy»), pasando por la delicadeza y calidez interpretativa («To be with you» y «Wild world», por ejemplo) hasta estallar en el océano sónico («Shy boy»), dando vida a los hits y gemas escondidas del grupo e interpretando de forma íntegra su clásico disco en vivo de 1992.
Eric Martin es un excelente líder de masas, y esta vez tuvo una comunicación directa con su gente (quienes coparon las posibilidades del Caupolicán), regalando exquisitas y certeras melodías vocales y manteniendo en alto los espíritus durante todo el concierto, guiando a su tropa por la ruta final con su energía y vitalidad.

Altos momentos de la jornada fueron los respectivos solos de guitarra y bajo (espacio infaltable y totalmente impresionantes), la ejecución incansable de Nick D’Virgilio en batería y el intercambio lúdico de instrumentos de la banda para interpretar «Good lovin’» antes del estruendo final con «Baba O’Riley» y cerrar así, en las alturas, su actuación final en escenarios chilenos.
Una fiesta real de amor, respeto y sonidos en las cumbres.
Gracias por venir.
¡Grande Mr.Big!
¡¡¡Hasta siempre, capos!!!

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