Texto por Franco Zurita

Fotografías por Joselyn Heyden

Hay noches que parecen arrancadas de un manifiesto ocultista, momentos en que la energía se condensa y el aire vibra con una intensidad casi sagrada. Así fue el debut de Integrity en Chile, una presentación largamente esperada que finalmente estalló en un ritual de caos, devoción y ruido profano. Con esa tensión y mística característica, la banda liderada por el profeta Dwid Hellion nos sumergió en el lado oscuro del hardcore oscilando entre el éxtasis y la catarsis colectiva.

La jornada comenzó con la arremetida de Así Caen Los Tiranos, quienes abrieron los fuegos con un mensaje crudo y directo cargado de rabia, política y convicción. Con un ferviente repaso de su EP «Venganza» sumado a otras joyas incendiarias de su repertorio, prendieron la mecha dejando claro que la noche sería algo más que intensa. Luego fue el turno de Hollow Humanity, quienes a dos guitarras y una maestría impecable, nos sumergieron en la oscuridad opresiva y visceral con filosos breakdowns que fracturaron más de algún cuello a lo largo de toda su presentación. «Black are the steps today» y su más reciente  «Impairment//Transgression» fueron algunas de las abominaciones sonoras que rugieron durante su set dejando una estela de odio y caos para el plato fuerte de la noche. Una demostración del poder de la escena local, en resistencia, pero siempre viva.

Ya con el público apostado en todo el esplendor del teatro, las banderas de Integrity se alzaron como símbolos profanos sobre el escenario, augurando el verdadero terror. Y ante la expectación de los presentes y con Dwid Hellion al frente del micrófono, en medio de la ovación del público, arrancaron con “Vocal Test”, desatando una ola de cuerpos y gritos que recorrieron por completo todo el recinto. Una invocación densa y furiosa, acompañada de un muro sónico que parecía emerger desde las entrañas del infierno.

Con “Hollow” y “Abraxas Annihilation”, la banda reafirmó su dominio del espacio en medio de una atmósfera apocalíptica que ha hecho de Integrity una entidad más allá de cualquier género y cada acorde, se sentía como el fragmento de una profecía cumplida. El clímax llegó con “Those Who Fear Tomorrow”, himno generacional que construyó los cimientos del sonido metálico y oscuro del hardcore destruyendo todo a su paso. En ese momento, no había distancia entre la banda y el público; todos parecían ser parte de la misma congregación, unidos por la violencia, el caos y la destrucción.

Y como lo bueno dura poco, como cierre inesperado, la banda rindió tributo a su ADN con una versión caótica y abrasiva de “Hybrid Moments” de Misfits. Un guiño a los orígenes, a la oscuridad y al misticismo que caracteriza a Integrity y por sobretodo, a la rebeldía y el punk que aún late por la venas.

Cuando todo terminó y las luces se encendieron, el público quedó en silencio unos segundos, como si necesitara procesar lo que acababa de presenciar. No sé trataba solo de un concierto más en la historia del hardcore nacional, sino de uno de los debuts más esperados por todos los fanáticos de la escena. Integrity no sólo selló un pacto con quienes llevaban décadas esperando descender a los abismos con Dwid Hellion, sino que fue una catarsis necesaria ante los horrores de este mundo. Un exorcismo colectivo. Una comunión entre el ruido, la oscuridad y el horror. 


Zumbido.cl

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