Por: Lucas Araya

La noche del viernes 12 de noviembre ambos representantes del rock local desplegaron una descarga llena de energía, electricidad y estridencia en el clásico espacio de calle San Diego.

Para hacer música en Chile hay que tener el cuero duro y afrontar todo tipo de inconvenientes para mantenerse en pie y sacar proyectos adelante, hoy más que nunca, en plena pandemia y los efectos de una crisis económica que ya se deja ver. La merma de público es notoria en un teatro tan espacioso como el Caupolicán (a pesar de la reducción de aforo por protocolos sanitarios). La explicaciones para la ausencia de un público más masivo pueden ser varias, sin embargo, quienes llegaron a la cita doble fueron fieles seguidoras y seguidores de ambas bandas y disfrutaron de la entrega espesa de rock en llamas y ya clásica de Hielo Negro y presenciaron la presentación del nuevo disco de Profano (La Soledad de los mundos, 2021).

La locomotora patagónica Hielo Negro inició la jornada desplegando un repertorio sólido y eléctrico que fue subiendo en intensidad a medida que los descibeles iban aumentando la potencia de los parlantes y el calor iba inundando el aire. Kaos ahora!, Halcón de soledad, Salamandra y Cabo negro, entre otras, abrieron la ruta sonora del trío, repasando gran parte de su discografía sobre el escenario.

También hubo espacio para mostrar lo que han estado fraguando en estos tiempos de encierros y restricciones. Un día a la vez es muestra de aquello, demostrando que el peso y la densidad de su sonido se mantienen tan vivos como desde el primer acople que surgió de la guitarra de Chelo Palma hace más de 20 años.

La recta final del set liberó más material histórico como Sin ley ni dios, Purgatorio bar, Locomotora y un cierre casi épico con Cemento, clásico absoluto de las noches de pisar calles oscuras en noches cargadas de música y zumbidos en los oídos en el camino de vuelta a algún lugar.


Notables fueron las palabras de la banda para agradecer a quienes se hicieron presentes apoyando al rock nacional en momentos tan críticos como los que se están viviendo. Con mucha humildad y cariño hacia la gente y con la potencia característica del grupo, se retiraron de escena con una sonrisa y cuernitos al aire.
Misión cumplida.

Profano estuvo a cargo del momento más emotivo de la jornada, pues era una ocasión doblemente especial: presentación de su reciente material y volver a tocar en vivo luego de dos años, chance ideal para dejar fluir los sonidos enfervorizados de la carretera del rock hecho acá, atravesando un continente donde coexisten los sonidos más ásperos de

guitarras eléctricas y riffs afilados del rock con sonoridades andinas, costeras y percusiones que viajan más allá del tiempo imaginable, invocando tambores y piedras que resuenan como un eco entre amplificadores, todo en el trabajo de Profano.

La lista de temas se movió entre canciones que componen su amplia discografía dando extenso espacio a las canciones de la nueva placa (Respira balas, Corona de espinas, Culebra, Divagando, entre otras), interactuando con su séquito fiel y entusiasta que respondió a cada acorde y combo resonante con saltos, gritos y coreando las canciones, una tripulación en un viaje estridente.

También hubo espacio para citas y tributos a bandas que han pavimentado el camino del rock latinoamericano (Pescado Rabioso y Sol y Lluvia en clave bluesera), además del ambiente sonoro de Profano cargado a revivir el legado de bandas como Tumulto, Arena Movediza y Vox Dei, una continuación que liga acordes, batas y acoples en una historia de lucha frente a la adversidad para salir adelante a como dé lugar.


Para el final, el sonido grueso y la entrega total de la banda terminaron con el estruendo de una guitarra en el suelo, estallando en el océano de los equipos y llegando hasta el infinito de la noche, rompiendo la soledad de los mundos que llegamos al Caupolicán, generando unión y la esperanza de que la situación mejore para poder volver a llenar espacios con rock y almas perdidas unidas.


Larga vida al rock, aunque todo se esté derrumbando allá afuera.


Zumbido.cl

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