
Texto por Cristian Martínez
Fotos por Rubén Garate
La noche del 11 de octubre, el Teatro Cariola se transformó en un sangriento campo de batalla al ritmo del metal más violento que surgió de la Bay Area en la década de los 80. Exodus celebró los 40 años de Bonded by Blood con una auténtica cátedra de thrash metal, donde cada acorde fue una lección de violencia para un público que disfrutó al máximo el caos que reinó en el recinto.

La jornada comenzó con los porteños Infernal Thorns, quienes abrieron el espectáculo desplegando toda la oscuridad de su black/death metal. Centrando su presentación en su trabajo más reciente, “Christus Venari” (2025), logrando sumergir al público en una atmósfera densa y sofocante, marcada por riffs demoledores y una intensidad aplastante. A continuación, Terror Society tomó el escenario para encender aún más la energía del Cariola. La banda santiaguina desató su thrash combativo y crítico hacia los poderes que gobiernan con hierro y mentiras. Presentaron parte de su nuevo álbum, “The Scars of Mankind”, también lanzado este año, cerrando con furia la antesala nacional y dejando el ambiente listo para la destrucción que se avecinaba.

Entre penumbras y una intro que retumbaba por todo el recinto, los miembros de Exodus fueron tomando sus posiciones sobre el escenario para dar inicio a la celebración de los 40 años de Bonded by Blood. Bastaron los primeros acordes de la canción homónima para que el caos se desatara entre los gritos de euforia del público, quienes se movían al compás de un mosh pit que se expandía de un extremo al otro, convirtiendo al Cariola en un ojo del huracán visto desde las alturas.

El espectáculo continuó con más temas de su álbum debut, como “Exodus” y “A Lesson in Violence”, reafirmando por qué ese disco se mantiene en el olimpo del metal. Su brutalidad encarna la violencia en estado primigenio y consolidó a la banda como uno de los pilares indiscutidos de la escena thrash de la Bay Area.
Rob Dukes, quien regresó recientemente al grupo tras su retiro en 2014, se lució con la potencia característica de su voz, entregando todo sobre el escenario e intercalando agradecimientos al público. La noche avanzó con “Deathamphetamine”, del álbum Shovel Headed Kill Machine (2005), el primero que Dukes grabó con la banda. Y para ampliar aún más el setlist, no podía faltar un himno como “Blacklist” del álbum Tempo of the Damned (2004) , uno de los momentos más coreados de la velada, donde el público gritaba cada verso como si estuviera agregando nombres a su lista negra.

Uno de los puntos más álgidos —entre los muchos que tuvo el show— llegó tras un breve encore. Rob Dukes anticipaba la siguiente canción: “The Toxic Waltz”. Sin embargo, antes de que sonara, Gary Holt, quien vestía una polera con el arte de Bonded by Blood y la frase “Kill Kardashians” —una frase habitual en sus presentaciones con Slayer y con Exodus—, comenzó a tocar los riffs de “Raining Blood”. El público estalló en gritos, creyendo que tocarian la canción, pero todo resultó ser un amague, seguido de otro más, hasta que finalmente dieron paso a “The Toxic Waltz”, canción que muestra su lado más crossover, reavivando la energía del público y reiniciando los mosh pits más brutales.
Ya para finalizar en lo más alto, “Strike of the Beast” fue la elegida para bajar el telón entre los aplausos del público y el agradecimiento de la banda hacia los presentes de la noche épica, marcada por la potencia del thrash metal más sanguinario.
Setlist:
- Bonded by Blood
- Exodus
- And Then There Were None
- A Lesson in Violence
- Metal Command
- Deathamphetamine
- Blacklist
- Fabulous Disaster
- No Love
- Deliver Us to Evil
- Piranha
- Brain Dead
- Impaler
- The Toxic Waltz
- Strike of the Beast
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