Texto por Tomás Bascoli

Mucho se puede decir de Billy Idol, desde su construcción como un ícono rock, hasta su herencia performativa que ha servido de referencia no solo al mundo musical, sino también el de la moda. Se puede hablar de su estilo o incluso de su juvenil cara que resiste el paso del tiempo, vaya saber cuál es su secreto.

El tema es que la figura de Billy Idol abarca muchas áreas por las cuales uno puede hablar del músico británico, pero no hay que perder de vista lo más importante: sus canciones. Y para celebrar la vuelta a nuestro país del rebelde por naturaleza, diseccionamos cinco canciones fundamentales para entender lo icónico de Billy Idol y movilizar el diálogo en torno a él desde una perspectiva sonora.

Perteneciente al álbum que nombra, “Rebel Yell” es la marca personalizada por naturaleza de Billy Idol: una especie de actitud y capacidad vocal encarnada en el icónico personaje que construye detrás del micrófono. El estilo de vida rock and roll se convierte en una canción que desprende una postura altisonante, algo vanidosa, que se se va llenando de artilugios sonoros que devienen del new wave y el hard rock. Único en su especie, tal como su interprete.

Si algo tiene Billy Idol es su capacidad de manejar diversas tonalidades y la increíble “Eyes Without A Face” se convierte en su power ballad por defecto. El británico se convierte en un crooner que nada tiene que envidiarle a Sinatra o Presley. Con una melodía tan onírica, atmosférica y sintetizada que se quiebra, pesadamente, con las palabras llenas de irreverencia punk a cargo de Billy Idol.

Apuntada como la canción que le dio un segundo aire al disco homónimo de 1982, impulsado también por un recordado video musical en MTV que ya comenzaba a cimentar la carrera performativa e icónica de Billy Idol a través de la actitud y la impronta que lo caracteriza. Guitarras punzantes, juegos de sintetizadores y vocales, una profundidad entregada por el bajo y la voz, susurrante, del británico que emite cierta peligrosidad y misterio. 

A pesar de lo inconsistente de su cuarto disco “Charmed Life” (1990), Billy Idol se las arregla para siempre dar que hablar y “Cradle Of Love” aparece como aquella canción insigne de esta placa. Irónica por donde se le mire, con gritos y la voz humeante del cantante, junto a esa clásica impronta dance rock que le entrega la guitarra eléctrica y los punteos relampagueantes. Un imperdible del catálogo del británico. 

Tomado prestado de su anterior grupo, Generation X, “Dancing With Myself” se insertó en su primer álbum de larga duración, el homónimo de 1982, y se convirtió en un himno de dance rock gracias a la intervención del guitarrista Steve Stevens. La mezcla de tiempos rápidos con estruendosos riffs de guitarra eléctrica y arreglos corales le dieron a Billy Idol la fórmula perfecta para hacer canciones y destacar, por sobre el resto, a partir la innovación.

¿Hay algo más icónico que tener a dos leyendas intergeneracionales del punk rock en una canción? Bueno, Billy Idol se une a Avril Lavinge para dar rienda suelta a “77” dentro de su último disco “Dream Into It”(2025). Un himno lleno de referencias de la vieja y nueva escuela del género, con enganches musicales pop y la suficiente actitud punk que solo Lavinge e Idol pueden demostrar. Una evidencia clara del alcance del icónico cantante británico.

Billy Idol en Movistar Arena

18 de noviembre

Entradas por sistema Puntoticket

Produce: DG Medios


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