Texto por: Clau B. Díaz

Hace 45 años, desde que se estrenó «Alien: el Octavo Pasajero» de Riddley Scott, la saga que tiene como protagonista al Xenomorfo ha contado la misma historia: un grupo de personas encerradas con un extraterrestre quienes luchan por sobrevivir a la criatura. Luego de seis películas narrando lo mismo ¿Qué novedades, entonces, puede aportarnos en estos tiempos esta saga?

Es el desafío que decidió llevar adelante el director uruguayo Fede Álvarez con «Alien Romulus», película que se enmarca cronológicamente 20 años después de «Alien: el Octavo Pasajero» y 37 años antes de «Aliens» (1986) -Direc. James Cameron-. La trama es la misma que hace 45 años, sabemos que va a pasar porque conocemos ese mundo y los peligros del Xenomorfo. Sin embargo, el uruguayo nos presenta a personajes quienes son más vulnerables que los anteriores, ya no son personal experimentado en transporte de carga, científicos, ni marines, ni asesinos, sino que son adolescentes asustados cuyo primer problema es escapar de la esclavitud ejercida por nuestra corporación multimillonaria sin ética favorita: Weiland-Yutani. 

Este enfoque permite al conocedor de la saga sentir el terror de este grupo de adolescentes. Realmente nos preocupa qué les puede suceder. No hay ningún adulto a cargo con el conocimiento suficiente, y el robot, que es lo que se podría acercar a una suerte de protector, o alguien que los podría ayudar a sobrevivir, de un momento a otro ya no se puede confiar en él. Este cambio en los personajes hace que la película se acerque más al género Slasher famoso en la década de los 80 del siglo XX («Viernes 13», «Hallowen», «Scream»), con la diferencia que acá ocurre en el espacio, y los jóvenes son menos odiosos.

La cinta, por tanto, mezcla lo mejor de la Sci-Fi y el Terror de sus antepasados y las tendencias actuales, destacando el diseño de producción que mantuvo la estética de las primeras dos películas. Lograron que la tecnología del film sea un puente verosímil entre una cinta realizada en 1979 y otra en 1986, respetando el tiempo histórico al que hacen referencia. El sonido y la ausencia de este tampoco se queda de lado, es un protagonista más al que le debemos escenas notables que junto con la música, del compositor inglés Benjamin Wallfish, nos envuelven en esa atmósfera claustrofóbica espacial que tanto nos gusta. 

Si hay algo que le puedo reclamar a la película es su fanservice, que a estas alturas pareciera ser una patología en el cine de Hollywood. La excesiva referencia a otras cintas de la saga saca mucho de la ficción al conocedor, que, si bien es cierto que se puede llegar a sentir emoción al reconocerlas, no aportan nada a la trama. Con el diseño, el guion, y referencias que sí aportan son suficientes para que los fans entendamos que nos encontramos en el mismo universo. La nostalgia es un recurso que esta película no necesita.

En resumen, «Alien: Romulus» en sus 2 horas de duración cumple las expectativas de quienes somos seguidores, ya históricos, de esta saga, y me atrevería a decir, que puede introducir a toda una nueva generación a la historia del Xenoformo, ya que, me parece que es una cinta que se entiende por sí misma (por eso el fanservice está de más). 

No me queda más que decir que la película aporta una refrescante perspectiva de cómo toda la sociedad es víctima de una corporación sin ética; después de todo, tanto el Xenomorfo como los humanos somos especies que nos defendemos cuando estamos en peligro. Lo cual nos deja siempre la importante reflexión que es bueno recordar: ¿Quién es el monstruo realmente?. «Alien: Romulus» ya se encuentra disponible en salas de cine a distribución de Cinecolor Films.


Zumbido.cl

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