
Texto por: Lucas Araya
La Doncella de Hierro vuelve a Santiago este 27 y 28 de noviembre para presentarse en el Estadio Nacional. Una cita imperdible para sus fans. Una especie de ritual que nadie se quiere perder y que se ha transformado en una tradición que se traspasa de generación en generación. Cada persona que forma parte del ejército de Iron Maiden tiene alguna historia para contar. Aquí hay algunas anécdotas en primera persona con las leyendas del Heavy Metal.

Crónicas de un romance anunciado
01. Iconografía e imágenes: Nací un año después de la edición de «Killers» (1981), por lo tanto, en mi niñez, el nombre de Iron Maiden y los dibujos de Eddie eran parte de las paredes de mis primos y los amigos más grandes del barrio. Años en los que escuchar Heavy Metal era ser “satánico”, por lo tanto, el solo hecho de estar expuesto a esas carátulas llenas de colores oscuros y un ser de ojos intrigantes eran un aliciente para curiosear y dibujar esas tapas en papeles y en trabajos para artes plásticas. Escuchar la intro de «The Number of the Beast» era suficiente para sentir un miedo fatal. Aguantarla hasta el final era un acto de valientes. Los cabros más grandes que escuchaban Maiden en la escuela y el barrio tenían un estatus distinto. Outsiders totales. Poca sabía que estaría en ese grupo más adelante.
02. Prohibidos por la iglesia: En 1992 tenía más conciencia (un poco) y podía unir las ideas de “Iron Maiden”, “satanismo”, “iglesia”, “prohibición” y “censura”. En la tele anunciaban que el concierto de la banda en la Estación Mapocho se cancelaba por motivos religiosos y morales. En plena democracia renaciente y con una iglesia católica respirando en el cuello del gobierno, la banda más grande del Heavy Metal en un momento glorioso veía cómo su gira de promoción de «Fear of the Dark» (1992) era interrumpida por el pedido de un sacerdote por faltas a la moral. Una ridiculez. Yo tendría unos 10 años y pensé que un grupo así debía de ser algo realmente peligroso. Solo me dieron más ganas de escucharlos. Bueno, Maiden tuvo que esperar un par de años para debutar en Chile.
03. Loly pop: ya escuchaba Ozzy Osbourne, Black Sabbath y Deep Purple. Era chico, pero ya estaba en esa. Un día llegó uno de los metaleros clásicos de la pobla con un cassette de «Asesinos». Lo vendía a $500. Le pregunté si tenía el «In Utero». Me dijo “no escucho weás loly pop” y se fue. Al tiempo después, pasaron por la radio «A real live one» y «A real dead one» por la radio. Los grabé y los escuché hasta gastar las cintas. Fue mi primer viaje profundo con la bestia. Algo que no se detendría por varios años. Así nacía un encanto, casi una obsesión.
04. Primera vez en vivo: En 1995, Iron Maiden anunciaba nuevo vocalista (Blaze Bailey), nuevo disco («The X factor») y gira mundial. Un año después aterrizaban finalmente en Santiago para tocar en el Teatro Caupolicán (Monumental en esos años). Ahí estuve, con 14 años. Una caldera desde las dos de la tarde, con una fila tremenda y hordas de fans impacientes y hambrientos de guitarras afiladas. Fueron horas de espera que parecían eternas. Los Héroes del Silencio pagaron los platos rotos. Algunos minutos sobre el escenario y un proyectil directo a uno de sus miembros marcó el fin del teloneo. No había tiempo para merluzas fritas. Iron Maiden salió un rato después a escena y el infierno era real. Con un show accidentado, lleno de pogos y escupos a la banda, Iron Maiden debutaba al fin en Chile. Un nuevo comienzo, casi desde cero. Loable actitud, histórico momento. Dulce sabor en la memoria y un recuerdo de dolor corporal pero la satisfacción de haber dado todo en la primera cita.
05. Un mundo feliz: Partía un nuevo siglo. Una década comenzaba y era un renacer más para Maiden con el anuncio de la vuelta de dos de sus piezas claves a la banda: Bruce Dickinson y Adrian Smith se sumaban a una súper formación de tres guitarras y el clásico vocalista al frente de la banda. Con un excelente «Brave New World» (2000) bajo el brazo, la banda volvió a Chile en enero de 2001, en la Pista Atlética del Estadio Nacional, con Rob Halford abriendo los fuegos. Una noche épica. Un encuentro soñado y, en mi casa, un regreso a casa caminando desde Ñuñoa a Recoleta. Horas de pisar calles para volver a dormir bajo el techo de mi abuela. Una sonrisa imborrable.
06. Iron Maiden en el Nacional: Se anunció que la banda tocaría en el principal recinto deportivo de Chile en abril de 2011, dando un paso más allá en su relación con el público local. Además, se registraría el show para un DVD y dejar así un documento para la posteridad. Un concierto sobrio y bien ejecutado, con varias generaciones ya compartiendo el espacio. Poleras de Eddie por todos lados. Abuelos, papás y nietos podían coexistir en lo que ya se había transformado en un ritual habitual (el cual se repetiría varias veces en los años que siguieron). Estuve ahí, en Cancha General. Con una semi sordera luego de asistir a un show de Mötörhead la noche anterior. A pesar del cansancio, una cita así pedía darlo todo en una presentación histórica e inédita hasta entonces. Una culminación perfecta (no tenía idea que años después Slayer abriría para Iron Maiden en el mismo lugar) de años de escuchar Heavy Metal sin parar.
Mi romance con Iron Maiden siguió y continúa hasta el día de hoy. Hubo varias historias en el camino (posters en la pieza, traducir canciones para trabajos de inglés, ver a Paul Di’Anno en vivo varias veces, no poder ir a los shows del Club Hípico o el Movistar Arena por falta de recursos, etc.). Espero poder seguir viviendo esas historias mínimas y compartidas por la legión local de la Doncella de Hierro.
¿Tienes anécdotas con Maiden? Deja tus comentarios en esta publicación para seguir conectado con la banda más grande del Heavy Metal mundial. Ojalá nos veamos en el Nacional. ¡Oj-alá!
Los británicos se presentarán el 27 y 28 de noviembre en el gran coliseo deportivo con Dogma como banda invitada. Primer fecha agotada, y quedan entradas para el segundo espectáculo en sistema Ticketmaster. Produce DG Medios.





















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