Texto por: Lucas Araya

Fotografía: Claudio Escalona

Con su guitarra como punta de lanza, el colombiano entregó un show impecable, lleno de canciones imbatibles y altos momentos de destreza instrumental en una noche que rozó la perfección de la mano de interpretaciones llenas de pasión y entrega. Un Movistar Arena repleto y expectante como telón de fondo y la mirada en pausa de Juanes en una pantalla circular, el contexto preciso antes de que el músico colombiano y su banda apareciera sobre el escenario generando el éxtasis inicial de una sesión que
descargaría hit tras hit, matizados con momentos de comunicación y compenetración.

El inicio con «Gris» fue una invitación a pararse de los asientos y formar parte de una fiesta donde las guitarras afiladas latinoamericanas y las congas apasionadas serían el motor del ritmo contagiante para desenfundar canciones enlazadas, generando una continuidad que fluye entre melodías y versos de amor y pasión. Así fue como «Mala gente» abrió la senda de clásicos del Pop más fino hecho en las últimas décadas en el continente en una interpretación brillante en lo vocal y la entrega instrumental de cada uno de los músicos en escena, especialmente el dueño de esa Stratocaster alba y dulce, el gran jefe de la noche.

Coincidiendo con el vigésimo aniversario de su álbum «Mi sangre» (2004), Juanes está en un momento en que puede pararse en la cima de toda su historia y en su máximo potencial para visitar esos momentos que han marcado su carrera y que se han quedado atados al corazón de sus fans y en el inconsciente colectivo para sonar tan frescos como al momento de su lanzamiento. Fue así que «Nada valgo sin tu amor», «Volverte a ver» y «Lo que me gusta a mí» llegaron como el condimento ideal para el encuentro emotivo entre todas las almas que se dieron cita en el Movistar Arena para fundirse en un coro masivo de almas en llamas y voces transgeneracionales al aire.

El viaje por el camino sonoro de Juanes es también la revisión de una historia compartida y un vistazo a cómo su repertorio es también una especie de banda sonora para todas las pequeñas biografías palpitantes en el calor de este concierto, un momento irremplazable, como el propio músico expresó con energía antes de regalarnos «Fotografías» y un instante de comunión en medio del salto en el tiempo y el espacio para seguir flotando con «Es por ti», paseándose por otro de los discos fundamentales de la música popular latinoamericana, «Un día normal» (2002). De ahí en adelante, el goce y la satisfacción no darían descanso.

Podríamos decir que cada show es un regalo afectuoso por parte del colombiano, un trocito de nube que nace del amor por su público, algo que quedó claro cuando cantó «Para tu amor» entre el mar de gente que lo rodeó para sentir la magia más cerca, cerquita de la piel, la experiencia sensorial máxima, ahí, entre nosotr@s. Frente a frente. Pero no todo es recuerdos de los inicios del siglo XXI pues la fuente creativa de Juanes tiene melodías que siguen conquistando y resplandeciendo en vivo. Ejemplo de esto fue «Ojalá», en la cual la guitarra acústica se une a una historia implacable de encuentros y pasión para decantar en «Gotas de agua dulce», una cascada melosa entre cuerpos danzantes.

La recta final trajo todo el poderío y la capacidad total de este verdadero héroe de la guitarra eléctrica latinoamericana, con esos tonos maravillosos y una sensibilidad virtuosa capaces de regalarnos pinceladas que citan a Gustavo Cerati, otro de los capos de las seis cuerdas o descargando la rumba más corrosiva y rabiosa con «La paga», «La camisa negra» o «La noche», tres bombas de decibeles sin freno para llegar a la explosión de luces y colores de «A Dios le pido», quizás el primer clásico innegable de su carrera y su irrupción en todas las ondas radiales del continente, un destello que sigue sonando tan fresco y delicioso como la el primer encuentro. ¡Ah, esa guitarra que no deje de sonar nunca!.

Las citas a sus influencias (y las nuestras) se combinaron en una fusión máxima de «Twist and shout» y «La bamba». The Beatles y Richie Valens, norte y sur, ayer y hoy, Rock y Cumbia, un combo infatigable para disparar la bala certera con «Me enamora» y mirarnos a los ojos con más sinceridad que nunca y abrazarnos con «Tren al sur», un momento insuperable con todas las gargantas arriba y los puños en alto, un homenaje a uno de los más grandes, Jorge González, de parte del rey de la estridencia y el ritmo.

El cierre certero con «La luz» y un paseo por los ritmos nacidos de Latinoamérica fueron el broche de oro para uno de los mejores conciertos que Juanes nos ha regalado en su longevo romance con Chile desde aquella primera vez en que nos dejó pensando “otra, otra noche, otra/ay, dame otra noche más”. Será hasta la próxima, Juan Esteban Aristizabal y compañía. ¡Gracias eternas!

Setlist:

01. Gris

02. Mala gente

03. Amores prohibidos

04. Nada valgo sin tu amor

05. Volverte a ver

06. Lo que me gusta a mí / Fuego

07. Fotografía

08. Es por ti

09. Es tarde

10. Luna

11. Ojalá

12. Para tu amor

13. La plata / Bonita

14. Gotas de agua dulce

15. La paga

16. La camisa negra

17. La noche

18. Twist And Shout / La Bamba

19. Me enamora

20. La luz


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