Nota por Lucas Araya Araya

Estando a punto de vivir otra jornada de este mega festival, acá va un repaso muy personal en forma de recuento de las veces en que me ha tocado ser parte (de alguna forma del festival) y las razones que me alejaron de esas extensas horas de shows en vivo, comida rápida y miles de personas alrededor.


Edición 2011


Cuando se anunció que habría una versión chilena del festival de música “alternativa” más emblemático de los noventa, mi naturaleza escéptica, mi rechazo juvenil al mainstream y la falta de dinero inmediato me hicieron dudar y finalmente desistir de ir a esa primera cita. Me quedé sin ver a Cat Power y Deftones, tal vez los únicos shows que vería eternamente. Igual pensé en ir a último momento a ver si había reventas o por si se veía algo desde la estación de metro Parque O’Higgins, pero eso nunca pasó. la flojera pudo más.



Edición 2012


Ese año, los headliners fueron una buena razón para entusiasmarse con ir: Arctic Monkeys y Foo Fighters. Los primeros se habían convertido en mi nueva obsesión después de devorar “Suck it and see” y estar altamente pegado con “Evil twin”. Los segundos resultaron ser una de mis bandas favoritas (y yo no lo sabía). Sin embargo, lo que me impulsó a ir definitivamente fue la presencia de Los Jaivas, una banda que me hace llorar cada vez que los veo. Escuchar a Perry Farrel hablar con tanta pasión sobre ell@s en la radio fue el detonante final. Fue mi primera vez en el festival y, a pesar de mi reticencia pasada, fue una grata experiencia y un enganche para los próximos años. Se convirtió también en un parangón para medir otros festivales o para saber qué esperar para el resto del año. (Me perdí el show de Björk por tener que ir a tocar a un bar al cual llegaron unas 12 personas).



Edición 2013


El mejor lineup para quienes escuchamos rock sin parar. Una lista concisa y potente de lo mejor de la música de guitarras eléctricas al palo, batas infernales, bajos demoledores y voces que resuenan hasta el infinito. Kaiser Chiefs, The Hives, Queens of the Stone Age, Pearl Jam. Un manjar. Y eso que solo hablo de la primera noche. El domingo The Black Keys, A Perfect Circle, Franz Ferdinand y Bad Brains salieron a volar pelucas. Decibeles por montón y noches con fuegos artificiales electrificando el ambiente. No sé si hubo jornadas iguales después de ese año.


Edición 2014


Soundgarden y Red Hot Chili Peppers como números centrales. Con eso bastaba para motivarse, mover los panes y comprar las entradas. Pero siempre hay más en el universo de sonidos que tiene Lollapalooza. Fue una gran jornada, con sendos shows de Nine Inch Nails, Pixies, Phoenix, Café Tacuva, Savages, Johnny Marr y una jovencísima Lorde. Recuerdo haberme encontrado codo contra codo con un amigo al que nunca veo cuando nos ponemos de acuerdo, solo cuando coincidimos sin saberlo entre multitudes sin fin. A propósito, la decepción fueron los Chili Peppers. Bastante fome su show. Cornell y los suyos: tremendos. Sería la última vez que yo vería a Chris.


Edición 2015


De una forma extraña y azarosa formé parte de un premio que daba una bebida que auspiciaba el festival. Todo consistía en vivir Lollapalooza por dentro, cual rockstar. Para eso, nos instalaron (éramos cuatro personas) en un motor home de viernes a domingo dentro del parque. Había comida y bebestibles incluidos, pero no podíamos salir del recinto. Nos entrevistaron en la radio y filmaron un documental (que dudo que saliera al aire porque éramos bastante fomes). A pesar de la experiencia, no fue un buen año en cuanto a shows. Robert Plant se llevó todos los aplausos. Jack White y un ruido insoportable el domingo en la noche y Kings of Leon cerrando la jornada. Yo escuchaba desde el estacionamiento porque ya no daba más. El punto más bajo para mí: Smashing Pumpkins y una formación amorfa y el momento en que me entrevistaron para la radio mientras tocaba Congreso (una gran presentación). Dije que venía a ver a bandas chilenas como Yajaira, Hielo Negro y Chinoy. Cortaron la transmisión y el locutor me dijo que tenía que nombrar a artistas internacionales y conocidos, no a grupos que podíamos ver en cualquier momento acá. Funesto. (La aventura siguió el lunes en el Caupolicán viendo a Plant y White demoliendo tímpanos).


Edición 2016


Ese año me cuestioné el precio del festival y la cantidad de shows que quería ver. Todo eso pesó para que no fuese. En realidad, solo quería ver a Tame Impala y ya los había visto dos veces antes por cerca de 20 lucas en conciertos completos y extensos. No estaba dispuesto a gastar 120 mil pesos por un set que asumía que sería corto. Al mismo tiempo, compré entradas para ver a David Lebón en el Nescafé de las Artes sin ver que era el mismo día que Tame Impala. Punto. Ni Mumford & Sons ni Eminem me llamaban la atención. Tampoco quería repetir las extensas horas dándome vueltas, quemándome bajo el sol implacable de marzo, buscar agua o comer algo medio insípido pagando un ojo de la cara. De todos modos, ya se sentía un cambio de target. Se veía mucho más interés de ir con hijes adolescentes a ver los shows de media tabla y esperar a los headliners tatitas y en el alargue del partido. Esa niñez que se inició en el Kidzapalooza ya había subido de categoría y los nombres del cartel lo reflejaban. En definitiva, no fui. La experiencia de perderme a una de mis bandas favoritas por cuestiones ajenas me llevó a buscar conciertos de Parker y su banda para descubrir que cerraban la gira en México. Fue mi primer viaje a CDMX y fue un romance a primera vista. Nada que ver, pero quería darme color.


Edición 2017


Ese año fue la primera y única vez que sólo fui a ver UN show: The Strokes. Le compré una pulsera a alguien de forma media tránsfuga y llegué el domingo a eso de las 7 de la tarde. Casi no me dejan entrar porque era demasiado tarde para que ese tipo de códigos se hiciera presente en el recinto. ¡Bah!. Iba a empezar The Weekend cuando entré. Pensé que era una banda de punk rock del estilo de los early 2000’s (The Hives, The White Stripes, The Vines, The Libertines, etc.). No era. Comprobé mi ignorancia. ¿El concierto de The Strokes? Hermoso, épico. Setlist impecable. La banda a todo dar. La energía perfecta. Mi hermana a mi lado cantando a todo pulmón. Al cierre, fuegos artificiales y The Doors sonando de fondo. A casa con una sonrisa de felicidad que aún recuerdo.

Edición 2018


La primera vez que el festival se extendía por tres días y la primera vez que fui en plan romántico, mantita y besitos. Pearl Jam cerró el viernes con un show preciso lleno de hits. Los Red Hot decepcionando otra vez. Lana del Rey excelente. Hipnótica diva y mortal. También fue mi primera vez frente a  Mon Laferte y fue amor a primera escucha. Show perfecto (a pesar de que no pudo usar la pantalla gigante). The Killers cerraron. Me aburrí o me cansé, o ambas opciones. Tres días eran mucho sin tener preparación, training ni juventud. Igual lo pasé bien.


Edición 2019


No fui. Me lo perdí. Lo escuché por la radio. Así de simple. No había plata ni ganas. Un cartel que no me llamaba la atención y un dolor de espalda de último minuto que apagó mi motivación de ir a última hora. Nada memorable pasó, me parece.


Edición 2020


Pandemia. Me quedé con las ganas de ver a Lana del Rey y The Strokes (también me quedé con las entradas compradas).


Edición 2021


Modo pandemia en repeat. Nada que hacer.

Edición 2022


Mi primer año cubriendo para Zumbido y fue una maratón de principio a fin. Incontables shows; moverse de un lado para otro; escribir reseñas; hacer videos; subir material y, entre medio, comer. Fue la primera vez en Cerrillos también. Un cambio drástico que ahora parece natural, pero que en su momento golpeó a quienes sufrimos con los cambios abruptos. Ah, de los shows…solo manjares: Beto Cuevas, Lucybell, Javiera Mena, Nicki Nicole, Marky Ramone, The Strokes y Foo Fighters (mítico último show en Chile de Taylor Hawkins). Fui testigo también de la irrupción del género urbano en el festival de forma absolutamente masiva y estridente. Fue un fin de semana demoledor. Dos días después descubrí que tenía COVID.


Edición 2023


Ya parte constante de Zumbido me moví como pez en el agua. Convivencia armónica con colegas y artistas, haciendo coberturas y entrevistas, disfrutando del ambiente al 100%. Comía dos veces al día en la zona de prensa. Salía a recorrer el lugar buscando sorprenderme. Me llevé gratas impresiones de las zonas de sombra e hidratación. Me encontré con algun@s estudiantes que después subían historias a IG de su profe vacilando con el muro psicotrópico de la banda de Perry Farrel. El año pasado tuvo grandes shows de Pailita, Rosalia, Benito Cerati, Marilina Bertoldi, Alex Anwandter, El Perro Chocolo, Billie Eilish, Rise Against, Jane’s Addiction y Tame Impala (en muletas y luces psicodélicas. Gran show). Exitosa jornada para el equipo de trabajo y el grupo humano.



Edición 2024


Bueno, el equipo de cobertura ha crecido, el fin de semana de tres días ya se instaló, el metro funciona hasta más tarde. Ya compré mis barritas de proteína y el protector solar. Veremos qué nos deja este año el festival más esperado del primer semestre. Más historias, de seguro.
¿Tres nombres? King Gizzard and the Wizard Lizard, The Offspring y Ana Tijoux.

El lunes veremos cómo amanecemos.


Zumbido.cl

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