
Texto por: Ricardo Arriagada Gómez
Uno recuerda a Stanley Kubrick dentro del cine cuando se da el nombre de Napoleón, precisamente por la historia de su proyecto más ambicioso que no se pudo realizar. Parte de su rescate y en su propia visión, el inglés Ridley Scott lleva a la pantalla grande el ascenso y caída del emperador francés, al igual que «Los Asesinos de la Luna», es una apuesta en conjunto con la plataforma digital Apple TV+, la cual se estrenará próximamente, mientras una pueda acceder a ella en salas de cines a partir de hoy.
Dentro de todo su marco histórico, manchas de sangres en su nombre y lo increíble que llegó a ser costando la vida de miles de personas, esta interpretación presenta un interés enorme no solo en lo que sabe Ridley cuando dirige escenas brutales, sino que es una reunión con el actor Joaquin Phoenix después de 23 años, luego que el ganador del Premio Oscar se pusiera el papel del nefasto Emperador Cómodo en «Gladiador» (2000), que muchos recordamos por su personalidad y en esta ocasión, se adapta a esta Biopic que contiene elementos de Drama de Periodo, Guerra y, por supuesto, Cine Épico.
La cinta nos lleva a la vida de Napoleón Bonaparte (Phoenix) en su rápido progreso de ser líder militar francés a emperador, obsesionado en defender a su nación a toda costa, mientras comparte una relación dependiente y ponzoñosa con Josephine de Beauharnais (Vanessa Kirby) que, producto de sus inseguridades, toxicidad y poder, no descansará hasta conseguir sus objetivos de conquista. Dentro del reparto se encuentran nombres como Tahar Rahim, Ben Miles, Matthew Needham, Youssef Kerkour y más.

Algo mínimo por lo que se esperaba en su trama, es ser consciente de un film crudo que muestra a una persona consumida por su ego, sin glorificar al personaje. Con ello, vemos lo tormentoso que fue su relación amorosa -con gran trabajo por ambos actores- y la orquestación de todas sus acciones que, con la ayuda de la fotografía de Dariusz Wolski, el diseño de producción, vestuario y la coordinación entre cámaras del director, recrea lugares destruidos y bellos, pero sobre todo, las escenas de batalla que por lejos, es lo que hace que la película traspase una vibra que nos genera ansiedad y sensaciones escalofriantes. A lo largo de su metraje, nos topamos en una misma tarea, hallando dos aspectos que inciden para que no sea una obra completamente fascinante, ya que Scott construye una película que en su estructura nos recuerda a sus dos últimos filmes lanzados en 2021 -precisamente «El Último Duelo» y «La Casa Gucci»-, por un lado, siendo hipnotizante en la representación de época que nos muestra destinos fatales en un ritmo equilibrado y, por el otro, una variación en el tono que se despega del ambiente que ha construido. Estos dos ámbitos mezclados nos hacen un poco confusa esta reinterpretación, pero sin llegar a hundirse o ser evaluada negativamente al punto de quedar decepcionados.
Esta versión de «Napoleón», aún con sus complicaciones, se desarrolla en una impresionante puesta en escena, logrando un espíritu que la lleva a ser una película que atrapa con cada acción de un ser que tenía apetito de infamia. No será de lo más destacado en la filmografía de Ridley Scott, a pesar de ser un trabajo bien hecho que no se desvincula de la epicidad. Se encuentra ahora en salas de cines a distribución de Andes Films y posteriormente en Apple TV+. Se recomienda verse en formato IMAX.




















