
Texto por: Cristián Doppler
Fotografías: Daniel Sáez
Anoche, en un repleto Teatro Nescafé de las Artes, Mateo el Ruso Sujatovich, Conociendo Rusia, presentó su nueva gira «Solo». Un set intimista con las grandes canciones de su autoría, interpretadas en la versión que fueron concebidas bajo la inspiración creativa divina, cantando al piano y/o tarareando sobre la guitarra.
Conociendo Rusia forma parte de la nueva camada del Rock Argentino, quienes junto a bandas como El Zar o Bandalos Chinos, toman influencias de la riqueza de la música argentina, que es el Rock guitarrero de grandes y memorables estribillos pero sumándole el sabor del Pop Latino, una fusión que ha cautivado América Latina y que cruza continentes, en países como España lo están devorando y llenando recintos en sus visitas a Europa.
A las 20:15 Hrs. Las luces se bajan tenuemente para escucharse ruidos domésticos por la amplificación, pasos transitando por la casa, una tetera hirviendo y el sonido de un lápiz grafito sobre una hoja, mientras el escenario es ambientado por tres pantallas gigantes con la adornación del living de un hogar. Se escuchan los primeros arpegios de una guitarra eléctrica y aparece a escena el Ruso, vestido de elegante y vintage traje rojo y camisa blanca para iniciar su set con «Luces de Neón» y la conexión inmediata con su fanaticada. Mateo finaliza la canción entre solos bluseros y la audiencia le acompaña al ritmo de las palmas. Inmediatamente le sigue «Se Me Hizo Tarde», mientras el público le acompaña aún tímidamente cantando el coro «Una melodía me vino a buscar, mi amor, estaba perdido y yo otra vez vuelvo a ser yo».

Tiempo de una pausa para saludar, «¡Buenas noches Santiago!«, lo que provoca el griterío y aplausos de admiración al artista argentino, incluso le lanzan frases «¡Grande Ruso!» y un coqueto «¡Mucha ropa!«. El Ruso comenta que Santiago es una ciudad a la cual le tiene mucho cariño luego de tantas visitas, y ya tiene sus lugares favoritos para comer y beber, «Siempre es un honor venir y más aún a sala llena«. Canciones como «Mi Casa Es Tu Casa» y la belleza de «Puede Ser» es acompañada por proyecciones de la sombra de Mateo, quién hace lúdicas intervenciones, entre tocando la harmónica o el pandero, incluso alentando al público.
Ya es hora de darle descanso a la guitarra eléctrica y Mateo se dirige al piano para interpretar «Cicatriz» y «Luna», mientras una proyección del satélite natural de la tierra adorna toda la escena, como si estuviese cantando bajo la luz de ella. El Ruso se toma un respiro y sentado desde el piano cuenta cuando recibe el aviso del confinamiento por la pandemia mundial y decide ir a rescatar todos sus equipos musicales y de sonido y llevarlos a su casa, aprovechando el encierro para dedicarse a lo que mejor sabe hacer: crear canciones. Una de ellas de las que nace de esta circunstancia es «Tu Encanto», «Esta canción tiene un aroma a Fito Páez«, trabajo que en su versión de estudio es acompañada por el emblemático cantautor argentino. A pesar de ser un set íntimo, el show no decae en intensidad, Mateo aprovecha todo lo que está a su alcance para potenciar e intensificar la interpretación, como la utilización de un looper en la guitarra, elemento que se destaca especialmente en la rocanrolera «30 Años».

Momento alto se vive con «Quiero Que Me Llames», que es coreada por todo el Teatro Nescafé, incluso algún valiente se lanza a viva voz la segunda voz del coro. Se despide del público para dar un paso al bis.
El Ruso vuelve al escenario, vuelve a agradecer al público por todo el cariño «Por lo que escuché, quieren una más…». Da paso para «Cabildo y Juramento» en el piano y despedirse con la guitarra en sus brazos para «Loco en el Desierto», la cual solicita al público su ayuda con la melodía silbando, última aparición de sus sombras para motivar a la fanaticada a pararse de sus asientos para la última parte de la canción y despedida final, palabras de agradecimiento y gestos cariñosos de regreso ante los aplausos y vítores, se acercan fanáticos al pie del escenario para que Mateo les firme sus discos y poleras, lo cual accede de manera amena y cercana, mientras se comienzan a tomar vías de salida del teatro, ante rostros de felicidad de haber presenciado un buen show, que a pesar de no tener la banda completa, con sus coreográficas actuaciones, se logró una conexión íntima y cercana, dándole una vuelta a las grandes composiciones que Mateo nos ha regalado desde su primer álbum en 2018, cinco años que pareciera llevar décadas de trayectoria a sus espaldas, y está sólo comenzando.





















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