
Texto por: Cristián Doppler
Fotografías: Hugo Hinojosa
Anoche, Casa Huemul recibió la visita de la artista japonesa Nana Kitade, en su gira de celebración de sus 20 años de carrera. Una trayectoria marcada por la rebeldía y su cercanía a la música más distorsionada del país oriental, la denominada “Princesa del Punk” ha lanzado múltiples registros, y varios de ellos con gran alcance, en especial su participación en la banda sonora de «Full Metal Alchemist» en el año 2003.

Durante la apertura de puertas del recinto de Barrio Bellavista, la espera se ambientaba con clásicos de bandas como Asian Kung Fu Generation, Kana-Boon, Luna Sea y L’arc en Ciel, los cuales eran entonados por el público que comenzaba a colmar el recinto. El ambiente era calmo y a su vez expectante de lo que ofrecería el show, siendo ya las 21:00 Hrs. exactas, sube al escenario Nana Kitade para comenzar el setlist con «Kanashimi No Kizu», acompañado del protagonismo de la bella imagen de una princesa asiática y con el antagonismo del vestuario rasgado. Tal cual como se podría definir la actitud y música de la cantante y compositora.

El show es simple, un pedestal de micrófono con arreglos florales, una silla negra de apoyo y pequeñas visuales predefinidas, pero en este caso, la carencia llama a resaltar otras cualidades. El escenario y la cercanía del público con la artista se complementa en una atmósfera íntima, pero a su vez intensa. Desde el inicio del set las demostraciones de cariño del público hacia Nana son siempre correspondidos con carismáticos saludos de vuelta. El setlist se mueve a través de la variada discografía de la artista, siendo lo más resaltado las canciones pertenecientes a bandas sonoras de animé y películas. Como el momento de presentación de su emblemático single debut: «Kesanai Tsumi», utilizada en el ending de «Full Metal Alchemist», la cual es recibida con gran alegría por el centenar de asistentes. El show mezcla todas las variantes de estilos que maneja Nana, desde el pop, hasta el sonido punk, el cual incluso lo desafía con toda actitud en mitad del show, lanzándose a los brazos del público, en un cariñoso crowdsurfing.

Las canciones más conocidas y queridas de Nanda Kitade resonaron en Casa Huemul, creando un ambiente nostálgico, como con los himnos pop-rock de «Pureness»,«Kiss or Kiss» y «18 –eighteen-». La artista retribuye el cariño con constantes tiernas sonrisas e intentos de mensajes en español, la energía del show se intensifica entre los saltos y bailes de Nanda, siendo el público contagiado por la carismática presentación.

Tal vez el show de Nanda Kitade hubiese funcionado mejor dentro de un contexto de alguna fiesta de música asiática, pero nadie se fue disconforme del evento. Fue una noche de celebración de las dos décadas de carrera, de gratitud y amor compartido. La intimidad y cercanía que se generó fue impagable para sus seguidores, además de la felicidad de escuchar en primera persona la voz y música de los clásicos, acompañada de la nostalgia emanada en una intensa velada.





















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