La apuesta de Netflix en este año con la animación ha tenido tibios resultados (buenos y otros que no pasaron la prueba), además de tener en frente a realizaciones importantes dentro de la industria. Un caso positivo fue lo que hizo Richard Linklater en marzo con «Apolo 10½: Una infancia espacial» cuya técnica fue a través de la rotoscopia; y para estas fechas, regresa tras más una década lejos del cine Henry Selick, con esta película en su estilo de stop-motion como ha sido su muy popular «El Extraño mundo de Jack» (1993) y su última aventura con «Coraline» (2009).

Selick une fuerzas con Jordan Peele -quien se las mandó hace poco tiempo con «¡Nop!»– para la comprensión del guion que tiene muestras de Fantasía, cosas góticas, algunos momentos de Horror y Comedia que no podía faltar. La forma de animación ya te atrapa por su paleta de colores y expresiones que parecen sacadas de cuadros de arte cubista y su gran cantidad de elementos que lo hace mayor en sus intenciones de escalofríos y atención. Clasificada para mayores de 13 años.

Seguimos el paso de Kat Elliot (voz de Lyric Ross), chica huérfana con gran sentimiento de culpa y vida desgraciada al pasar mucho tiempo en el centro de detención juvenil, que se da cuenta que tiene visiones cortas de ver el futuro y percibir a los demonios de sueños que son Wendell y Wild (voces de Keegan-Michael Key y Jordan Peele, donde sus rostros sirvieron de inspiración para la forma de sus personajes). Ellos toman rumbo a «La Tierra de los Vivos» para intentar hacer un trato con ella, que viene desde la resucitación de sus padres y hasta la reconstrucción de la fábrica donde eran dueños a cambio de que sus almas se van hacia un nuevo parque de diversiones en el inframundo planeado por esta pareja de alocadas criaturas, pero muchos problemas aparecen en medio. Cuenta también la participación de Angela Bassett como la Hermana Helley, James Hong como el Padre Bests, Ving Rhames como Buffalo Helzer (el diablo supremo) y Sam Zelaya como Raúl (compañero de colegio).

Como se mencionó, es elegante su muestra de stop-motion con técnicas activas más allá de ser muñecos, el aura tenebrosa color violeta, negro y verde y toda esa mezcla entre monjas, zombies y mefistófeles que dan el gusto a quienes le atraen estas temáticas, con el humor satírico que aparece para obtener al objetivo atento ante todo. Es interesante también su forma de mostrar sin complicaciones temas como el comportamiento de uno al tener dificultades en su crecimiento, la identidad de género, y los tratos sucios en la política/religión, e incluye un buen número de canciones con artistas (principalmente afroamericanos) como Fishbone, Living Colour o TV on the Radio. Henry Selick no se repite en su manera de crear estos personajes, aunque se pueden reconocer algunas complicaciones como sus ritmos cambiantes o que muchas de sus referencias presentan conclusiones no cerradas, lo que afecta parte de su narración. Al final, termina siendo un film que entretiene, tiene sus momentos de gracia y aspectos espeluznantes, pero el mérito está a favor de la producción de sus maquetas y diseño.

«Wendell & Wild» en la plataforma Netflix cae bien en estas fechas de celebración de Halloween para quienes no quieren repetir costumbres y buscan algunas obras frescas, una que tocará tu puerta y exclamará: ¿Culpa o travesura?. Ah sí… tiene una escena post créditos.


Zumbido.cl

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