Por: Adolfo Serey

Llegamos al emblemático Teatro Caupolicán para presenciar el show del cantautor y poeta español Pascual Cantero, más conocido como «Muerdo» en el marco de su gira «10 años de flores, viento y fuego».
Las personas llegaban como ríos entusiastas. Cada cual tomaba su posición. Fervorosos gritaron la llegada del protagonista, que secundaba a toda la banda en su llegada al escenario, posterior a las 20:00 hrs.


No dijo nada, solamente se dispuso a cantar bajo los haces de los reflectores. Consecutivamente a los tres primeros temas, dispone palabras al público: «Estoy muy contento de estar acá, hace tiempo que quería visitaros´, gracias Santiago, gracias Chile». Poco a poco los ritmos bailables aparcaron en la costa abrazadora y compenetrada del público.
Otro momento simbólico llegó con «Pupilas lejanas», donde invitó al músico nacional Vicente Cifuentes, quien se unió a la fiesta para cantar a dúo a todo pulmón.

La trova y el pop danzaron abrazados tan fuertes como los corales del público, fue tan esplendoroso que hasta una pareja desanimada y bajo lágrimas se acercaron, se abrazaron y se animaron a superar el mal momento. Eso es lo que logra Muerdo «unir lo disgregado, unir el amor».
La complicidad danzaba al unísono de las voces de nuestro querido vocalista y de todas las personas. Me asombraba su carisma y el embrujo de buen ánimo que lanza sobre cada rincón y cada uno de los asistentes. No habían grandes pretensiones, ni despampanantes escenarios, simplemente se buscaba crear un sentido, una atmósfera, una forma de sentir, de sentir en felicidad y libertad.


Su espectáculo prosperó amparado bajo la intimidad del encuentro y la narrativa musicalizada. Muerdo nos presenta su música inspirada por las luchas sociales y 10 años de querer, viaje y pasión que se convierten casi en un diario de vida o una apertura íntima del alma. Fue tremendo ver cómo las personas disfrutaban y apreciaban el show con todo su sentir, con la ausencia de teléfonos y con tan sólo un registro de vital importancia «sus propias experiencias atesoradas en recuerdos».





















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